Suspenso en actitud para los estudiantes españoles

Según un estudio elaborado con los resultados del informe Pisa, España está a la cola europea tanto en conocimientos como en motivación.

Los alumnos españoles están entre los peores de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Los alumnos españoles están entre los peores de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Los alumnos españoles no solo saben menos, sino que están peor motivados que los de Finlandia. O son menos perseverantes, o pierden antes la concentración. Un par de estudios elaborados a partir de los resultados del informe PISA apuntan a que los conocimientos no son lo único que determina los resultados de estos exámenes, y a que España también va con retraso en la actitud de sus estudiantes.


"Estudios recientes relacionan ciertos rasgos de la personalidad con unos mejores resultados académicos, laborales o de salud", aseguran Pau Balart, economista de la Universidad Carlos III de Madrid, y Antonio Cabrales, de University College London, en un trabajo que trata de identificar los déficits del sistema educativo español más allá de la adquisición de conocimientos. Lo que llaman "las habilidades no cognitivas".


Aspectos como su perseverancia, su motivación o su capacidad para mantener la concentración. También en estas facetas los alumnos españoles están entre los peores de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Aun así, no está claro exactamente qué falla, ni qué puede hacerse para remediarlo.


"Sabemos que son habilidades no cognitivas, pero no podemos identificar cuáles en concreto", afirma Balart. "Puede ser falta de motivación, o de perseverancia, o simplemente cansancio".


Esta incertidumbre surge por la manera de medir estas habilidades, que no es capaz de hilar tan fino. "Es una técnica bastante reciente, diseñada por dos autores holandeses", explica el investigador. Estos se dieron cuenta de que el rendimiento de los alumnos baja conforme avanzan en los exámenes; de que es más probable responder correctamente a las primeras preguntas que a las últimas.


Esto ocurre en general, y también en los test de PISA. "Y las preguntas se ordenan de distinta forma en cada examen, así que sabemos que no es que sean más difíciles las últimas que las primeras", recalca Balart. Como los conocimientos del estudiante no varían durante el examen, la conclusión de los economistas es que ahí aflora su personalidad y su capacidad de mantener el tipo hasta el final.


Esta caída del rendimiento en los exámenes no es igual en todos los países. En algunos es muy pronunciada mientras que en otros apenas se nota. Según un estudio elaborado con los resultados del informe PISA de 2006, España es el octavo país de la OCDE donde más afecta este problema.


Finlandia, el país con mejores resultados en general, también fue en el que menos diferencias hubo entre las primeras y las últimas preguntas. De media, los estudiantes españoles pierden el doble de rendimiento que los finlandeses cuando hacen un examen. En otros países como Grecia o Israel, la diferencia se va al triple.


¿Por qué? "No lo sabemos", dice Balart, que sí sugiere algunas pistas que han identificado con lo que les permiten los datos disponibles, y algunas hipótesis que han descartado como las interrupciones en clase, el mes de nacimiento, el número de libros en casa o cursar más de un año de educación infantil.


En cualquier caso, si se ajustan los resultados descontando la caída del rendimiento en el examen, España no sale tan mal parada y sube varios puestos en la clasificación de países. Incidir en el desarrollo de habilidades no cognitivas, por tanto, puede ser otro camino para mejorar el rendimiento de los estudiantes españoles. También les faltan.


Según los datos de Balart y Cabrales, existe la posibilidad de que sí exista una relación entre el gusto por la lectura y un menor decaimiento del rendimiento en los exámenes. "Hemos encontrado una correlación que podría indicar que fomentar la lectura puede ofrecer buenos resultados en este sentido, pero no tenemos conclusiones suficientemente robustas como para asegurarlo", indica el economista.


No están seguros de cuál es la causa y cuál el efecto. Donde sí tienen más certezas, sin embargo, es en los efectos positivos de que haya chicas en clase. Del éxito de los grupos mixtos. "Las chicas acostumbran a hacerlo mejor en los exámenes que los chicos, y parece que esto se canaliza hacia ellos", asegura Balart.


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