Ocho hábitos para aprobar los exámenes de septiembre

Para afrontar la nueva etapa de estudio es importante estructurar las jornadas para alcanzar todos los objetivos marcados.

La biblioteca de la Facultad de Ciencias.
La biblioteca de la Facultad de Ciencias.
Luis Giménez

Llega el mes de agosto y con él la cuenta atrás para los estudiantes que deben recuperar aquellas asignaturas que hayan podido quedar pendientes para septiembre. Pero volver a adquirir la rutina de estudio no es fácil y más con la cantidad de planes estivales que se acumulan en las agendas de los jóvenes.


Para empezar a afrontar la nueva etapa de estudio es muy importante adquirir unos hábitos estructurados que ayuden a alcanzar los objetivos marcados: aprobar todos los exámenes con la mejor nota posible. Y para ello hay que hacer uso de la constancia y la disciplina ya que la combinación de ambas conseguirá que el tiempo dedicado a las materias pendientes sea fructífero y que el alumno pueda seguir disfrutando de las vacaciones restantes.


En primer lugar, hay que acostumbrarse a estudiar en el mismo lugar. De este modo se consolida un hábito y se ayuda a aumentar la concentración durante el tiempo que se dedique a preparar las asignaturas. Debe recordarse que el lugar de estudio debe estar siempre muy bien iluminado y ventilado y donde, además, se esté cómodo.


Claro que, para que este hábito funcione debe llevarse a cabo a diario pues así se evitarán maratones de estudio los días previos al examen e inseguridades a la hora de realizar la prueba. Además, al hacerlo de este modo se favorece la fijación de conocimientos en la memoria a largo plazo y el alumno puede dedicarse a repasar la última semana antes de los controles de septiembre.¿Cuánto tiempo le dedico?

Al igual que fijar un lugar de estudio, ya sea en casa o en bibliotecas públicas, es una cuestión que hay que abordar con presteza, también lo es la fijación de horarios. Durante el curso es más sencillo porque acudir a clase ya marca una rutina diaria fácil de seguir pero la cantidad de horas libres en verano rompen con facilidad estos esquemas adquiridos durante el curso.


Lo mejor es estudiar por la mañana para evitar las horas de máximo calor. Así, una vez se ha cumplido con los objetivos marcados se puede aprovechar el tiempo restante para ir a la piscina o salir con los amigos.


Respecto al tiempo que debe dedicarse a la jornada de estudio varía en función de cada persona. Cada alumno debe ser capaz de valorar de qué manera estudiar mejor y cuál es la que le va a ayudar a probar las asignaturas. Eso sí, no hay que olvidarse nunca de hacer pequeñas pausas mientras se prepara un examen ya que esto favorece que no se pierda la concentración mientras se está estudiando.


Por último, hay que empezar estudiando aquellos contenidos de dificultad media para calentar motores y conseguir que el nivel de concentración aumente para acabar con los conceptos más sencillos cuando se esté más cansado. De esta manera, las jornadas no estarán descompensadas y se hará, más o menos, el mismo esfuerzo día tras día.

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