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Las segundas residencias en el pirineo aragonés, unos activos en auge debido a la pandemia

Según el último padrón oficial de habitantes, las comarcas de montaña son las que más población han ganado en Aragón, un fenómeno que tiene efecto en el mercado inmobiliario de estas zonas y que los expertos atribuyen al ‘efecto covid’.

Infografía del edificio El Carrascal, promovido por la inmobiliaria Casmar y situado en el municipio pirenaico de Villanúa.
Infografía del edificio El Carrascal, promovido por la inmobiliaria Casmar y situado en el municipio pirenaico de Villanúa.
Casmar.

Si el Pirineo aragonés ha sido históricamente una de las grandes estrellas del mercado inmobiliario de la Comunidad, la pandemia del coronavirus lo ha revalorizado aún más si cabe, pues los municipios que lo conforman han atraído nuevos pobladores en estos meses marcados por la covid-19, deseosos de disfrutar de una mayor tranquilidad en un entorno de montaña.

Localidades como Villanúa, Jaca, Canfranc, Biescas o Benasque cuentan con diversas promociones, ideales tanto para quienes cuenten con ahorros como para aquellos que deseen invertir. Buena parte de los propietarios de estas residencias son aragoneses, aunque otros proceden de comunidades como País Vasco o Navarra. El perfil de la mayoría de los compradores de viviendas en el Pirineo suele ser el de una familia zaragozana con hijos que busca un lugar en el que pasar periodos vacacionales, aunque también los hay que pretenden invertir y poner estas viviendas en alquiler durante todo el año.

El 'éxodo' urbano

Según el último padrón de habitantes, las comarcas de montaña son las que más población han ganado en Aragón, en gran medida debido al denominado ‘efecto covid’, que empujó a muchos residentes de zonas urbanas a trasladarse al campo. Las cuatro del Pirineo (Jacetania, Sobrarbe, Ribagorza y Alto Gállego) y la de Teruel (Gúdar-Javalambre) fueron las únicas de las 33 que crecieron por encima del 2%, mientras que 12 perdieron vecinos y otras 14 que sí tienen un balance positivo no llegaron al 1%.

Según los datos del Instituto Aragonés de Estadística (IAE) a 1 de enero de 2021, la comarca con mayor incremento demográfico respecto al padrón del año anterior fue la turolense de Gúdar-Javalambre, que pasó de 7.359 habitantes a 7.575, un 2,94%, por encima de la media de Aragón (0,24%) y de su provincia (0,28). Le siguen las cuatro del Pirineo, con un aumento muy similar. El Alto Gállego ganó un 2,52% (de 13.434 a 13.772); La Jacetania, un 2,47%, superando la barrera de los 18.000 (de 17.825 a 18.266); Ribagorza, un 2,43% (de 12.171 a 12.467); y Sobrarbe, un 2,23% (de 7.490 a 7.657). Por detrás, ninguna llega al 2% de subida.

Tal y como apuntan diversos expertos, el motivo de esta situación se debe a que los confinamientos por la pandemia animaron a personas con segundas residencias en pueblos de esas comarcas a empadronarse en ellos, un fenómeno que podría continuar e incluso llevar a otras personas a adquirir una segunda vivienda en zonas como el Pirineo.

No obstante, algunos especialistas señalan que la pandemia ha podido distorsionar los datos al respecto y que habrá que esperar a los de otros padrones para sacar conclusiones definitivas y ver si se produce un retroceso. En el caso del Pirineo, sí que se prolonga una clara tendencia de crecimiento por el efecto del turismo, un factor que ha sido clave en el notable cambio que ha experimentado esta área en los últimos años en lo que se refiere al comportamiento demográfico y que podría seguir teniendo impacto en el mercado inmobiliario.

A pesar de esta tendencia de salida de las grandes ciudades para acercarse a la naturaleza, en la que han influido también elementos como la extensión de la banda ancha, cabe resaltar que si el crecimiento no es mayor, se debe a los problemas que sigue habiendo para encontrar viviendas en algunos de estos núcleos, algo que continúa suponiendo una barrera para acoger a nuevos pobladores.

Edificio El Carrascal

Edificio El Carrascal

Grandes zonas verdes, plazas ajardinadas y equipado con instalaciones de juegos infantiles. Estas son las principales señas de identidad de El Carrascal, edificio impulsado por la inmobiliaria Casmar y situado en la Urbanización La Espata, en Villanúa. La empresa lleva décadas construyendo pisos en está urbanización, habiendo superado las 1.300 viviendas. El edificio está constituido por 23 viviendas, 23 trasteros y 16 plazas de garaje opcionales. Las plantas bajas cuentan con grandes jardines privados y amplias terrazas. La fachada, por su parte, es de combinado de piedra y revestimiento monocapa de color trigo. Además, el edificio dispone de ascensor con acceso a todas las plantas.

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