La música como medio para cambiar la sociedad

Los expedicionarios de la Ruta BBVA aprenden de las iniciativas de otros para dar forma a sus proyectos solidarios.

Los Reyes reciben a los jóvenes de la ruta BBVA
Los Reyes recibiendo a participantes anteriores de la ruta BBVA.
Efe

Beatriz y Aldara aman la música y son felices ayudando a los demás. Aunando estas cualidades, estas dos jóvenes españolas se han embarcado en un proyecto en América Latina que busca promover el intercambio cultural a través de la enseñanza de la música a los más jóvenes, tratando así de cambiar su forma de ver el mundo y, con ello, cambiar la sociedad en la que viven.


Aldara y Beatriz parecen muy jóvenes, pero no son nuevas en esto. Ambas llevan años siendo voluntarias y trabajando en proyectos culturales en distintos países de Latinoamérica, siempre con la música como medio para educar a niños y adolescentes en el entendimiento y el apoyo mutuo dentro de sus comunidades.


En palabras de Beatriz, "la música es parte de la cultura, de la entidad cultural de cada ser humano, y a través de una educación músico-social las personas van aplicando lo que tienen dentro para sentirse más fuertes en sus raíces". "Es realmente efectivo", ha asegurado.En el pueblito más lindo

Así se lo han explicado estas dos jóvenes españolas a los casi 200 expedicionarios de la Ruta BBVA, antigua Ruta Quetzal, que este año han viajado a Colombia, donde han visitado, entre muchos otros lugares, el pequeño pueblo de Barichara, situado en el interior del país, en medio de cañones, montañas y abundante vegetación. Como dicen en esta tierra, "el pueblito más lindo de Colombia".


Allí, Aldara, violista y además antigua 'rutera', y Beatriz, violinista, han hablado a los expedicionarios del proyecto en el que están embarcadas, la Plataforma REDOMI, dirigida a utilizar la práctica musical como herramienta de intervención y cambio social. Sus años de experiencia como voluntarias en este campo les hace confiar en este método.


En realidad, ambas proceden de la Fundación Batuta, un proyecto fundado en 1991 por el Gobierno colombiano, en colaboración con la iniciativa privada, cuyo objetivo es la práctica y la enseñanza de la música en el país y generar mayores oportunidades para el ejercicio de los derechos culturales de los niños y niñas colombianos.


Las dos llegaron a la Fundación Batuta por distintos motivos, pero ambas tenían muy claro que querían ayudar a los niños más desfavorecidos y vulnerables, así también a los que se han visto afectados directa o indirectamente por el conflicto armado que vive Colombia desde hace más de medio siglo.Relacionarse gracias a la música

Beatriz lo vivió así en Leticia, población situada en el sur del país, en la ribera del Amazonas, donde dio clases de música a jóvenes indígenas. Según cuenta, estos niños resultaron ser muy introvertidos y no compartían con los demás lo que para ellos había supuesto la guerra, pero fue la música la que, poco a poco, hizo que se abrieran y "sacaran lo que llevaban dentro".


Pero no sólo está el conflicto. Los niños colombianos más desfavorecidos tienen que hacer frente a otros problemas frente a los que la música resulta ser una tabla de salvación que poco a poco les va aportando nuevas formas de ver la vida que les sirven para su futuro y también para el de su comunidad.


Porque, según Beatriz, con la música se trabaja "el entendimiento de unos con otros" y, al fin y al cabo, se consigue formar también a "líderes individuales". "El sentimiento de solidaridad en el grupo y de apoyo mutuo es esencial", ha explicado. 


La experiencia de Aldara y Beatriz ha servido a los jóvenes que están haciendo la Ruta BBVA que una idea puede llegar a ser una realidad si se ponen ganas en ello y se persevera día tras día. Así se lo han dicho estas dos españolas, que sean "cabezotas" y luchen por lo que quieren, y también les han animado en realizar labores de voluntariado porque les va a resultar muy enriquecedor.


De hecho, los expedicionarios tuvieron que presentar en su solicitud para entrar en la Ruta BBVA un proyecto de emprendimiento social sobre algún tema que les preocupara para mejorar la vida de una comunidad.


Pues bien, a lo largo del mes y poco que están embarcados en esta aventura reciben formación para aprender fórmulas de cara a poder llevar sus ideas de la teoría a la práctica. Es por ello que la iniciativa de Beatriz y Aldara les sirve para comprobar que cuando se pone lo mejor de uno mismo y se tiene una buena idea, los proyectos pueden salir adelante.


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