Todo empieza con un sí

Las grandes aventuras siempre van precedidas de dudas y temores. Hace falta un sí para atreverse y animarse a, definitivamente, llevarlas a cabo, para después ser consciente de la oportunidad única que esa respuesta afirmativa ocasionará. Es necesario un sí para hacer saber que se está presente cuando pasan lista. Hay que decir sí cuando algo se quiere y alguien lo ofrece. Hizo falta un sí (o su interpretación) para que sucedieran algunas de las historias de amor más románticas de toda la historia. Sí entre Cleopatra y Marco Antonio. Sí entre Diego e Isabel, los amantes de Teruel. Algunas de ellas acabarían en boda. Igual que estas leyendas de amor, la de David y Coral también comenzó con un sí, hace algo más de cinco años cuando empezaron a salir. Sin embargo, el sí más importante lo dieron el 28 de julio de 2018 en el Hotel Castillo Bonavia, fecha que siempre quedará marcada en su calendario, pues ese día, el sí los convertía en marido y mujer. Este es el relato del sí de David y Coral, la historia de una palabra con la que comenzaron un nuevo camino juntos.

Nos casamos cabecera

Fue durante una escapada en la playa. Olía a sal. El romper de las olas era la banda sonora y los granos de arena se colaban entre los dedos de los pies. David lo tenía todo pensando: en este escenario iba a pedirle matrimonio a la mujer de su vida. Y así lo hizo. Ella, por supuesto, dijo que sí. De lo contrario, esta historia no demostraría que todo comienza con esa palabra.

Una vez que dieron las buenas noticias a los familiares y amigos cercanos, solo quedaba organizar el enlace. Tenían un año y medio por delante para preparar su gran día. Una de las decisiones más importantes era pensar en el lugar en el que celebrarían su amor. Él quería que la gastronomía tuviera un papel protagonista pues pensaba que era la mejor forma de disfrutar con sus seres queridos. Ella tenía muy claro que en su boda tenía que haber jardín y algunos servicios como un photocall y un candy bar. Pensaron en los enlaces más recientes de su grupo de amigos y, en concreto, en la de Lola y Marcos, que les había encantado: jardines de ensueño, gastronomía de calidad y un sinfín de servicios para los novios y los invitados. Además, sus amigos se habían casado en un lugar único que hacía las fotos del enlace aún más espectaculares: un castillo de cuento. Así, la pareja decidió visitar Castillo Bonavia y tener este enclave como uno de los posibles lugares de celebración.

Una vez allí, vieron que tenían muchas posibilidades para su boda en Castillo Bonavia y, además, podían contratar allí mismo el servicio de una persona que les ayudara a organizar su enlace, un plus para el gran día. Tres fincas diferentes, cada una de ellas con sus propios jardines y sus salones privados, algo que enamoró al futuro matrimonio. ¿Cuál de todas eligieron?

Las tres fincas de Castillo Bonavia
Ambos tenían claro que querían que su boda en Castillo Bonavia fuera romántica y moderna. Por ello, no dudaron en cuanto vieron las características de la Finca Don Quijote. Ese sería el escenario en el que celebrarían su enlace.

Los imprescindibles
David y Coral estaban emocionados. Sabían que su día sería el 28 de julio y que celebrarían su amor en una finca de Castillo Bonavia. Ya habían dado los primeros pasos en la organización de su boda. Mientras Coral buscaba el vestido con el que le daría el ‘sí, quiero’a David, este haría lo propio. Juntos escogieron a su fotógrafa de bodas, la decoración floral del enlace… Además, quisieron implicarse aún más en la preparación de su boda y diseñaron sus propias invitaciones: un calendario con el día remarcado con un corazón indicaría a los invitados que, en esa fecha, David y Coral serían marido y mujer y querían celebrarlo con todos y cada uno de ellos. También fueron ellos los que pusieron los nombres en las mesas de sus invitados para tener un seating plan de lo más original. Unas mesas llevarían nombres de pueblos y otras, donde se ubicarían sus amigos, se denominarían con graciosas propuestas.

En el terreno gastronómico, ante la amplia carta de Castillo Bonavía, la pareja se decantó por una cena con el entrante falso habano de boletus con hongos, un rodaballo al orio y una paletilla asada con patatas a lo pobre. El postre elegido para dar el toque dulce a la celebración fue un dulce de crema inglesa con trio helado, acompañado de café y licores. David y Coral no querían que ninguno de sus invitados se quedara con hambre y querían ofrecerles una auténtica celebración gastronómica. Por ello, previo al enlace, escogieron un cóctel de bienvenida con ocho aperitivos y un rincón gourmet de corte de jamón. Esta fue su elección entre la gran variedad de show cooking con los que se encontraron en el Hotel Castillo Bonavia, entre ellos, los rincones gourmet de quesos, pulpo y sushi y, en bebidas, un show de mojitos, piña colada, gin-tonics y otros cócteles y un espacio para las cervezas internacionales. Tampoco podía faltar en su boda el candy bar, para que, durante toda la celebración, los invitados pudieran tener un capricho dulce que llevarse a la boca.

Junto a la gastronomía, David y Coral buscaban que su boda única y original para que fuera inolvidable para ellos y para sus invitados. Para ello, se sirvieron de los servicios que les ofrecían en Castillo Bonavia y, también, de aquellas ideas que ellos siempre habían tenido y que en este lugar estaban dispuestos a cumplir. Las letras luminosas, los photocall temáticos y personalizados, los rincones decorados con detalles para los invitados y otros donde estos podían dejar sus mensajes a los novios y los seating plan personalizados eran algunos de los servicios que allí les ofrecían. Ellos no dudaron en decantarse por un espacio donde colocar cubretacones para las invitadas, pai-pai para hacer frente al calor, cañones de serpentina y pomperos para animar la celebración. También quisieron colocar un cartel de bienvenida para todos su invitados y, en el jardín, estarían sus iniciales a modo de photocall. En el salón, los novios pusieron mariposas blancas en cada copa con un mensaje de agradecimiento para sus familiares y amigos y, cuando llegó el momento de la discoteca, los invitados pudieron hacerse fotos en el fotomatón y en el photocall personalizado. También pudieron degustar pajitas comestibles de sabores y de una auténtica recena americana. La música corrió a cargo de un DJ del Castillo que, según la pareja, acertó con su elección musical. Todo lo que siempre habían soñado para sus primeros momentos como marido y mujer.

El gran dia
Casi sin darse apenas cuenta, llegó el 28 de julio de 2018. Aunque ambos estaban nerviosos, su entrada en los jardines del Castillo Bonavia fue uno de los momentos más especiales. David y Coral se casaron en una ceremonia civil oficial, puesto que este enclave está certificado para ello. Los familiares y amigos de la pareja les dedicaron bonitas palabras, algo que ambos recuerdan como lo más emotivo. Los novios tampoco olvidarán nunca su entrada al salón, cuando animaron a bailar a todos sus invitados. La entrega de los regalos a sus tías, primas, hermanas, amigos y padres emocionaron a los allí presentes.

David y Coral vivieron su gran día en Hotel Castillo Bonavia, un enclave donde hicieron un sueño realidad. No sabemos si comieron perdices pero ese fue el lugar y los detalles escogidos para empezar su ‘felices para siempre’.

Créditos: Todo empieza con un sí, Castillo Bonavia