fútbol regional

El Andorra sale del pozo

El histórico club aragonés regresa a Tercera, escenario en el que se hizo grande, después de seis temporadas de crisis en las que ha rozado la desaparición.

Celebración del ascenso del Andorra a Tercera
Celebración del ascenso del Andorra a Tercera
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Lo bueno de tocar fondo es que ya solo se puede subir, y el Andorra Club de Fútbol -el Endesa de otros tiempos y el Andorra de siempre- lo tocó, se hundió en él hasta casi desaparecer, vivió la sensación de que ya no quedaba mucho por hacer ni por lo que soñar… Hasta que el pasado domingo, en su casa, en su campo del Juan Antonio Endeiza, rodeado de esa misma gente que le ha sacado de las profundidades y le ha devuelto la vida, el Andorra lo confirmó: después de tocar fondo, solo se puede subir. El equipo turolense, club fundado al calor de las minas de Andorra y musculado en los 80 y 90 por la actividad de Endesa en la central térmica, subió, ascendió y regresó a Tercera (ahora, RFEF) después de seis años atrapado en Regional Preferente. Hace mucho que en Andorra clausuraron las minas, pero el equipo de fútbol seguía encerrado en la suya propia. Ahora, el Andorra, como un heroico último minero, sale del pozo y ve la luz. El pueblo lo celebró por todo lo alto. 

Han sido años dramáticos para un equipo al que su uniforme poderosamente blanco siempre le otorgó tronío deportivo en el fútbol aragonés. "El Real Madrid de Aragón", lo bautizaron. Un club admirado, respetado y respetuoso con sus futbolistas, buen y puntual pagador, un clásico de la Segunda B, y el rey de la Tercera División aragonesa: con siete títulos en la categoría -o formatos equivalentes que ha adoptado desde que en la temporada 54-55 se reordenó y se reforzó su característica naturaleza regional- sigue siendo el club aragonés más laureado de Tercera, por delante de los seis del Deportivo Aragón (Real Zaragoza B) y de la actual SD Huesca, equipo contra el que siempre disputó hasta hace solo unos años el derecho a ser reconocido como "segundo mejor club de Aragón".

Celebración del ascenso del Andorra
Celebración del ascenso del Andorra
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Al Andorra, los tiempos pasados lo inundaron de momentos inolvidables, como la eliminación en Copa del Real Zaragoza que era líder de Primera o aquellas promociones de ascenso a Segunda en la década de los 60. Era un club potenciado por el apoyo de Endesa (antes Calvo Sotelo), una garantía económica que siempre le permitió vivir aliviado y lanzar miradas ambiciosas, atrayendo a la ‘aristocracia’ de Aragón que no jugaba en el Zaragoza: Cani, Lafita, Belsué, Conde, Lacambra, Pascual Sanz... nombres con historia.

Entonces, al equipo lo tejían jugadores de fuera del pueblo. Ahora, lo han rescatado los suyos. En los despachos y en el campo. Gente de Andorra, muchos de ellos jóvenes que deben lidiar con el complicado presente socioeconómico de la localidad. El pasado domingo, con el empate ante el Magallón, el conjunto turolense se garantizó, al menos, la condición de mejor segundo de la Regional Preferente que da derecho al ascenso. Un regreso a Tercera que ha sido más un sueño cumplido que un objetivo establecido: “Cuando llegué al equipo en julio había mucha incertidumbre y problemas en lo deportivo y en lo extradeportivo. No sabíamos cómo iba salir la cosa, fue un poco ir a ciegas”, relata Carlos Gil, su entrenador. 

Celebración del ascenso del Andorra
Celebración del ascenso del Andorra: los jugadores mantean a Carlos Gil
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A sus 37 años, después de ascender a Tercera al Caspe y dejarlo muy cerca de los play off a Segunda RFEF, el técnico hijarano firmó con el Andorra, abriéndose ante sí un reto mayúsculo. “Desde el primer día me llamó la atención la cultura de fútbol que hay en Andorra. Es un sitio diferente. Uno ve a gente con la camiseta o el chándal del equipo aunque sea un lunes o un miércoles. Eso no pasa en otros lugares. Hay mucha pasión”, explica. El colofón llegó el pasado domingo: “La palabra que más escuché fue ‘gracias’. Fue increíble. Es muy emocionante que reconozcan y agradezcan tu trabajo. No solo el mío, sino de todo el cuerpo técnico. Sabíamos dónde veníamos y cómo estábamos, y hemos disfrutado mucho en todos los sentidos: entrenamientos, resultados… No podíamos ni soñar que tendríamos un año así. Después de 31 jornadas, solo dos derrotas. El punto clave fue la victoria en Casetas a la vuelta de Navidad: ahí nos lo creímos y fuimos conscientes de que podíamos pelear el ascenso”, apunta Gil.

El ascenso no era el objetivo, según admiten en la directiva, un equipo de trabajo joven, entusiasta y trabajador que tomó la dirección del club hace justo un año. El día a día del Andorra ha cambiado por completo: seriedad, rigor, compromiso... Su proyecto a tres años pasaba por estabilizar la base actual de jugadores, reactivar el fútbol formativo -dos jugadores criados en su cantera, Ratiu (Rayo Vallecano) y Tomeu (Mirandés), militan en el fútbol profesional español actualmente- y potenciar la captación de socios y patrocinadores: más de 500 socios tiene la entidad, metiendo un millar de personas en el campo en días como el derbi contra el Alcañiz o en el partido del domingo. Pero ese plan rector de la directiva se ha acelerado tras este gran año: “El pueblo se ha volcado”, comenta Javier Mombiela, andorrano y capitán. Ha vivido en el campo la etapa más dura del club. Un alivio, y una explosiva felicidad le recorrió el cuerpo el domingo: “Fue la locura. Me ha hecho una ilusión enorme el ascenso. También siento mucho orgullo de esta plantilla de jugadores, por haber logrado devolver al Andorra al sitio que nunca debió abandonar. Como mínimo, por historia, el Andorra tiene que estar en Tercera. Han sido tiempos complicados, con la deuda de Hacienda, la desaparición tan cercana… Andorra se lo merecía”, indica.

Celebración del ascenso del Andorra a Tercera
Celebración del ascenso del Andorra a Tercera
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De alguna manera, el equipo de fútbol ha sido este año una fuente de ilusión en tiempos de incertidumbre para un pueblo golpeado por la desindustrialización, la despoblación, las crisis políticas o incluso el terrible asesinato de uno de sus vecinos insignes, José Luis Iranzo, y dos Guardia Civiles... 

La caída hacia el fondo del Andorra es un reflejo de los sucedido en las dos últimas décadas con una localidad abandonada por los políticos y manoseada con falsas promesas y proyectos que nunca llegan. La inclemente demolición de la central térmica, cuyo desmontaje finalizó hace unas semanas, fue el último clavo en un ataúd que, posiblemente, se abrió con el propio club. Todo se vino abajo cuando Endesa retiró en 2001 su padrinazgo y subvenciones al club. 

El Andorra hubo de reinventarse mientras el pueblo peleaba por reconvertir su modelo económico y social tras el cierre de las minas y las crisis industriales. Sin embargo, las malas gestiones condujeron al club a un punto de no retorno: descenso a Regional Preferente en 2018, deuda económica, pérdida de patrimonio y, quizá lo peor, descrédito en el fútbol aragonés, lo nunca imaginado. “Ha habido años que aquí no ha querido venir nadie. Hubo que hacer equipo con chicos del pueblo. Así se hizo una buena base. Y este año han regresado futbolista de Andorra que estaban fuera jugando fuera y que tienen un nivel alto. Es un meritazo volver a Tercera con casi la mitad de la plantilla de Andorra”, reconoce Mombiela. 

Al Andorra, en cierto modo, le han rescatado los suyos. Fuera del campo, ayudando en lo económico -una colecta popular permitió evitar la liquidación hace dos años y darle un respiro al club tras un embargo de Hacieda- y cantando desde la grada. Y dentro, con buen fútbol, goles y victorias. La losa económica pesa ahora menos, pero sigue estando ahí. Eso sí, ahora la Tercera RFEF abre un nuevo horizonte: el Andorra está de vuelta.

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