Dos porteros de una discoteca de Zaragoza, en el banquillo por partir los ‘brackets’ a un joven de un puñetazo

Las lesiones se produjeron durante un altercado ocurrido en noviembre de 2021 en la calle de La Salina.

El juicio se celebró en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
El juicio se celebró en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
M. G. C.

Una pelea ocurrida en noviembre de 2021 en una discoteca de Zaragoza que tuvo un balance de tres clientes heridos y dos porteros del local detenidos se ha saldado este jueves con una pena de tres meses de multa (540 euros) y el pago de una indemnización a las víctimas de 4.600 euros. Esta es la condena que ha aceptado uno de los acusados, pues el otro no ha querido alcanzar ningún acuerdo, ya que siempre ha mantenido que él no agredió a nadie, y ahora está pendiente de sentencia. 

La bronca se produjo en una sala de fiestas de la calle de La Salina. Por motivos que se desconocen, sobre las 5.00, en la zona próxima a la salida de emergencia, los empleados se dirigieron a los tres clientes y la emprendieron a golpes con ellos, tal y como mantiene la Fiscalía en su escrito de acusación. Según el Ministerio Público, entre los dos les dieron fuertes puñetazos y patadas que les causaron lesiones de distinta entidad.

El peor parado fue un joven que recibió un impacto de tal intensidad en la boca que le rompió los ‘brackets’ y sufrió heridas de las que tardó en curar 34 días y han necesitado endodoncias y reponer el material afectado. Sus dos acompañantes presentaron lesiones en la cara, en las rodillas y la espalda, aunque requirieron solo de una primera asistencia facultativa.

La Fiscalía pedía para ambos acusados sendas penas de un año de prisión y la responsabilidad civil del establecimiento. Durante el juicio celebrado en el Penal número 5 de Zaragoza, el acusado I. S., asistido por la letrada Eva María Parra, admitió los hechos y, junto con el responsable de la discoteca, abonó 4.000 euros al joven lesionado en la boca, además de 480 a otro de los afectados y 120 al tercero

Tanto el reconocimiento de la agresión como la compensación económica a las víctimas llevaron al Ministerio Público y a las acusaciones particulares, a cargo de las abogadas Candela Garries y Elena Camprovin, a acceder a que se aplicara la atenuante de reparación del daño como muy cualificada.

El juicio se celebró solo contra R.V. R., el cual admitió que estaba en la discoteca cuando se produjo el altercado, ya que trabajaba en esos momentos en el local, pero rechazó que participara en el mismo e insistió en que no agredió a nadie. Su abogada defensora, María Guiu, cuestionó la identificación que los policías locales que acudieron a pacificar la situación hicieron de los presuntos autores de la agresión y también el reconocimiento que efectuaron las víctimas.

Una de las pruebas que presentó es que su cliente, en el momento de los hechos, era calvo y los heridos describieron a una persona con el pelo rizado. Ahora no lo es porque lleva una prótesis, de la cual aportó factura y fecha de la implantación. Además, alegó en las únicas imágenes aportadas en la causa se aprecia que hay un grupo de personas pegándose entre ellas, pero no se puede identificar con claridad a ninguna de ellas. Cuando ocurrió el incidente había más cámaras, pero nunca se han localizado las grabaciones.

En el caso de que R. V. R. fuera condenado deberá asumir parte de la responsabilidad civil pagada ya a las víctimas por la discoteca, representada civilmente por la abogada Virginia Baigorri, y por el acusado I. S.

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