HISTORIA DE ZARAGOZA

La primera gran fábrica de guerra de Franco

Hoy se cumplen 74 años del inicio de la Guerra Civil, y los historiadores siguen descubriendo nuevos perfiles de la contienda. Una exposición revela ahora el importante papel de Zaragoza como fábrica de munición para Franco.

Pesado y medición de proyectiles. A la derecha, el ingeniero J. M. Tertre.
La primera gran fábrica de guerra de Franco

Zaragoza desempeñó un papel clave en la maquinaria bélica que llevó a Franco a ganar la Guerra Civil. Una exposición que se inaugura el próximo 28 de julio en el palacio de Sástago ('Talleres Mercier, fábrica de munición, 1936-1940') revela este aspecto apenas estudiado hasta ahora por los historiadores, pero clave en el desarrollo de las operaciones bélicas. Y lo hace a través de una excepcional colección de fotografías del archivo de una firma zaragozana, Talleres Mercier, que produjo buena parte de los proyectiles y granadas que utilizó el bando franquista durante toda la guerra.

"Hay muchas cosas que desconocemos todavía sobre la Guerra Civil, y uno de los aspectos menos estudiados hasta ahora es el de las fábricas de armamento y munición -señala el historiador Fernando Martínez de Baños, autor del estudio publicado en el catálogo de la muestra-. Es muy difícil saber cuántos proyectiles se fabricaron en Mercier, pero lo que está claro es que fueron importantísimos en los primeros meses de conflicto".

La logística de guerra tiene una ley todavía hoy inquebrantable: cada soldado que lucha en el frente necesita a otras cuatro personas 'trabajando' para él, desde miembros del cuerpo sanitario a obreros encargados de fabricar munición. Franco ganó la Guerra Civil por varios factores, pero una de las claves fue precisamente la rápida y eficiente red logística que abastecía a los soldados. La columna vertebral de esa red fue, como era lógico, la producción de armamento y munición, y ahí Zaragoza desempeñó un papel clave. Pero no solo en eso. Factorías como Amado Laguna de Rins, Cardé y Escoriaza, La Industrial Química, La Veneciana, Maquinista y Fundiciones del Ebro, Taller Casa Averly o La Montañanesa fueron rápidamente militarizadas y puestas al servicio del bando franquista, que necesitaba, también y sobre todo, munición.

En ese contexto, Mercier, que ya llevaba años produciendo material de guerra de primera calidad, enseguida captó la atención de las autoridades franquistas. Fue la primera fábrica de su tipo que fue militarizada en España.

"No hay que ver en ello ningún tipo de planteamiento ideológico -subraya Martínez de Baños-. Mercier, entonces como ahora, tenía obreros muy especializados y sus productos eran de primera calidad. Cuando estalló la guerra, el bando que controlaba la ciudad se hizo cargo de la fábrica y la puso al servicio de sus intereses. Pero eso no quiere decir nada acerca de la ideología de los responsables de la fábrica ni de sus trabajadores. Si alguien se hubiera negado a colaborar habría sido ejecutado o encarcelado. En el otro bando pasó lo mismo, y se dan casos, como el de Tudor, que tenía una fábrica en Zaragoza, que fue militarizada por el bando franquista, y otra en Madrid, que lo fue por el republicano". Tanto la muestra como el catálogo tratan el tema al margen de cualquier valoración ideológica, simplemente dando a conocer una realidad histórica poco o nada conocida.

Un papel "fundamental"

"La militarización afectó a toda la fábrica, desde los obreros al director técnico, que tenía el grado de capitán. A los jefes de taller se les convirtió en suboficiales; y a los ingenieros, en oficiales. La fábrica hizo lo que se le pedía, e incluso tuvo un papel en cierta medida de coordinadora de otras factorías", dice Martínez de Baños.

¿Y qué es lo que se fabricó en Mercier? Principalmente granadas de artillería de los calibres 75, 105 y 155 milímetros, y bombas de aviación de 12 y 50 kilogramos de peso, aunque se han encontrado fotos de bombas de dos kilos y de 250 kilos. También, granadas de mano, proyectiles de mortero, espoletas para bombas de aviación y pontones para puentes provisionales. Además, se reparó allí todo tipo de armamento, desde cañones hasta ametralladoras.

"La producción de la fábrica fue creciendo en cantidad y calidad a lo largo de los meses, hasta el punto de que el 'proyectil Mercier' se convirtió en el proyectil 'oficial' del bando franquista. Ya en agosto de 1936 salieron para el frente muchas columnas de munición, y sabemos que, desde la fábrica, se reclamó, y consiguió, el regreso de obreros cualificados que habían sido movilizados y que se consideraron mucho más útiles en la fábrica que en las trincheras.

El papel que desempeñó Mercier en los primeros meses fue clave, y basta con tener en cuenta que al principio de la guerra Franco solo contaba con las fábricas de Zaragoza y Sevilla para hacer frente a las necesidades de su maquinaria bélica. Luego ya se fueron incorporando otras factorías, pero en los primeros meses el papel desempeñado por Mercier fue absolutamente fundamental".

Todo esto ha salido ahora a la luz gracias al archivo fotográfico de Mercier, que la empresa está en proceso de donación a la Diputación Provincial de Zaragoza. Esta, con toda rapidez, ha organizado la muestra y preparado un estudio-catálogo. El archivo consta de más de 2.000 fotografías en placas de cristal y, aunque hay imágenes de otros periodos, el grueso de la colección es de la Guerra Civil. Las placas se conservaban en buen estado.

"No sabemos qué objetivo tenían las imágenes, que seguramente captó Marín Chivite o su estudio. En cualquier caso, sí que en su momento debieron tener la clasificación de secretas o reservadas, porque contenían una valiosísima información para el bando republicano. Este, de hecho, ordenó bombardear las fábricas donde sabía que se estaban confeccionando proyectiles y armas, y por ello se ordenó construir refugios antiaéreos para los trabajadores". Las fotografías, pese a su carácter documental, tienen gran belleza, y especialistas como Alfredo Romero las vinculan al movimiento de la Nueva Objetividad.

Desde Mercier se ve "con enorme satisfacción" la recuperación y puesta en valor de su fondo documental. "Hemos procurado guardar todo lo que hemos podido -aseguran-. Tenemos también máquinas antiguas que cederíamos encantados a un posible museo de la Ciencia o la Técnica en Aragón".