Urbanismo quiere ampliar el parque Pignatelli por los antiguos depósitos y levantar 50 pisos

Tras casi una década sin uso, el Ayuntamiento de Zaragoza ha empezado a pensar en una solución para los depósitos de Pignatelli. De momento, es solo una idea, pero en la Gerencia de Urbanismo ya han comenzado a hacer cuentas: la operación consistiría en utilizar una pequeña parte de los terrenos de los depósitos para construir unas 50 viviendas de precio libre con las que el Consistorio obtendría unos 18 millones de euros. Con estos ingresos, financiaría la ampliación del parque y levantaría un nuevo equipamiento de barrio, entre otras obras.

Esto implicaría recalificar los suelos, de propiedad municipal. Y crear una zona verde de unas 30 hectáreas de superficie, lo que supondría casi duplicar el actual parque Pignatelli. Estos terrenos están calificados como sistema general de infraestructuras y ahora tendrían que admitir el uso residencial, dotacional y zona verde. Con la ampliación del parque se podría conectar por fin Ruiseñores con el paseo de Cuéllar, así como enlazar la calle de Santiago Guallar con Maestro Estremiana.

Pendiente de negociar

Sobre el papel, la operación no está exenta de dificultades. En primer lugar, el gobierno PSOE-PAR no cuenta con mayoría en el pleno, por lo que precisaría del apoyo de un grupo de la oposición. Y todavía no ha habido ningún tipo de negociación formal con PP, CHA o IU. Por otro lado, una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) requiere de entre nueve y doce meses de tramitación. Y, de momento, ni siquiera hay un expediente abierto. Esto significa que la gestión del proyecto estaría pensada para la próxima legislatura y todavía hay que esperar al resultado electoral.

Pero al margen de las incertidumbres, Urbanismo ya tiene un planteamiento de partida. El objetivo fundamental es ampliar el parque, con la inclusión de un equipamiento de barrio aún por definir. En el diseño del espacio verde se podrían introducir elementos que recordaran el anterior uso hidráulico de esas parcelas.

Por otro lado, con las plusvalías que se obtuvieran de la recalificación, se rehabilitaría el edificio de los depósitos que está catalogado por su interés monumental y en el que en alguna ocasión se han organizado muestras artísticas. El objetivo fundamental sería, además de reformarlo, construir unos nuevos accesos. Ese proyecto se incluyó en tiempos en el plan de barrios con un presupuesto de siete millones de euros pero nunca se llevó a cabo.

Las viviendas se colocarían en el extremo de los depósitos que da a la calle de Santiago Guallar, hacia la urbanización de Ruiseñores, generando una nueva fachada en la citada vía. En total, la zona residencial ocuparía entre un 10% y un 15% del total de la superficie que se reordenaría. La estimación municipal es utilizar unos 4.000 metros cuadrados del solar para los pisos.

Al estar situadas en la privilegiada zona de Ruiseñores, la repercusión del suelo por cada una de las viviendas rondaría los 350.000 euros. En la fase de comercialización, esos pisos podrían superar los 700.000 euros y se ajustarían a los estándares de Ruiseñores, con edificios de escasa altura. La operación permitiría dar salida a la calle de Santiago Guallar, que actualmente no tiene contacto con Maestro Estremiana. Eso obligaría a expropiar dos pequeñas parcelas, gasto que también se sufragaría con las plusvalías de la recalificación.