Ya son más de media docena los torneos de póquer que la Unidad Adscrita de la Policía Nacional ha desbaratado en los últimos quince días en diferentes bares de Zaragoza. Tras recibir quejas por parte del sector de las apuestas de que se estaban realizando campeonatos ilegales, el departamento de Política Territorial, Justicia e Interior de la DGA, que tiene las competencias en materia de juego, emprendió una serie de inspecciones que han acabado por dar al traste con las timbas.

"Según la ley de Juego del 28 de junio del 2000, solo puede jugarse al póquer en los casinos", explican fuentes de Interior, que añaden que las 'timbas' en los bares son ilegales, incluso, aunque no se juegue con dinero. En la mayor parte de los cafés y cervecerías, los aficionados pagan una mínima inscripción (unos 5 euros) por participar en los campeonatos, pero los premios no son pagos en metálico sino regalos o, en algunos casos, copas gratis. Noches de hotel, mp3, viajes de fin de semana son algunos de los reclamos que utilizan los bares para atraer a los jugadores.

De momento, las inspecciones realizadas por técnicos de la Dirección General de Interior y agentes de la Unidad Adscrita de la Policía Nacional -dependiente del Ejecutivo autonómico- no han acarreado sanciones sino únicamente advertencias. "Se les notifica que aunque no se juegue con dinero sí es necesario pedir una autorización al departamento de Interior del Gobierno de Aragón, que analizará caso por caso viendo los fines, los medios y la actividad de los torneos", informan fuentes de la DGA.

Muchos de los propietarios de los bares, al no existir premios en metálico, desconocían que la práctica era ilegal. De hecho, "nunca antes la Policía se había metido en este tema", afirma Jorge Bernués, secretario de la Asociación de Cafés y Bares. "Durante muchos años ha habido una tolerancia, pero se ve que ahora, con la crisis, no hay mercado para todos y habrá habido alguna denuncia o alguna presión a la Administración", continúa Bernués, que sí recuerda que la ley es la ley y desconfía en que la DGA vaya a facilitar autorizaciones para que se juegue en los bares.

Sorpresa y dudas

Los interesados, los propios jugadores aficionados, confiesan que siempre habían albergado sus dudas sobre la legalidad de este juego pero aseguran no haber apostado dinero en ningún caso. "No hay dinero sobre la mesa, pero imagino que sí habrá dudas y sospechas de que puede haberlo debajo", comenta Alberto Acosta, que acostumbraba a jugar todos los miércoles en un céntrico local. "No somos profesionales y todo lo que nos jugábamos eran vales canjeables por consumiciones en la bares", continúa Acosta, que explica que en algunas citas se han llegado a reunir hasta 80 personas. No en vano, el póquer se extiende a gran velocidad, aupado por las promociones de la radio y por el auge de la competición en la red.

Una muestra es que en noviembre de 2007 nació el foro 'Pokerciko', que aglutina a más de 460 aficionados aragoneses. "No es un juego de azar más, sino que está considerado un deporte mental, como el ajedrez, con su parte estratégica y matemática", comenta Juan Carlos Aragandoña, 'webmaster' del foro. 'Pokerciko', cuyos participantes intercambian información, estudian estadísticas y analizan estrategias, acumula en apenas dos años 21.300 mensajes y más de 137.000 visitas. De hecho, la página sirve de punto de encuentro de especialistas (el joven zaragozano Jesús Cortés, de 22 años, quedó segundo la semana pasada en el European Póquer Tour) y para conocer el calendario de citas. Sin ir más lejos, en diciembre en el Casino de Zaragoza se disputan hasta seis torneos.

En otras páginas web centradas en este juego originario de Las Vegas, los foreros critican el exceso de celo que existe en torno al póquer y no a otros juegos como el mus, el tute, el guiñote... Además, denuncian las persecuciones y los "despropósitos" de administraciones como los consistorios de Valencia o de Mallorca, en donde la Policía llegó, incluso, a clausurar algunos bingos en las residencias de la tercera edad, donde los mayores jugaban a diez céntimos el cartón.