LEGADO DE GOYA

El traslado de los cartujos del Aula Dei se retrasa

Un acuerdo plenario paraliza la construcción del monasterio en el valle de EzcabarteLos monjes esgrimen que las visitas a la obra de Goya en Peñaflor les restan tranquilidad.

Vista del señorío de Adériz y al fondo, en el arbolado, el de Náguiz, donde se ubicaría la cartuja.
Los cartujos de Aula Dei pedirán a fin de mes la licencia para instalarse en Navarra
JOAQUíN ELIZALDE

El proyecto para construir una cartuja en el valle navarro de Ezcabarte está paralizado. Un acuerdo plenario suspendió las licencias para llevar a cabo la construcción del monasterio al que se estaba previsto que antes de 2015 se mudara la docena de monjes que actualmente viven en Aula Dei, en Peñaflor. El propietario del señorío de Náguiz -terreno donde iría el nuevo monasterio- ha presentado un recurso contencioso administrativo contra esta decisión municipal, ya que el proyecto cuenta con el beneplácito del Gobierno navarro. Este rifirrafe burocrático vuelve a dejar en el aire el futuro de la orden que se instaló en el barrio zaragozano hace más de un siglo, en 1901.

El acuerdo para suspender las licencias fue aprobado en el pleno por mayoría, aunque contó con la oposición de la alcaldesa, Carola Gutiérrez, de la Agrupación Independiente Arre (AIA), y el teniente de alcalde de Ezcabarte, que se muestran favorables a que este proyecto continúe adelante. De momento, al menos, las obras quedarán paralizadas un año.

La alcaldesa del municipio foral aseguró que los informes de los técnicos son favorables y consideró que la paralización del proyecto «no está suficientemente motivada». «Esto es un sinsentido», concluyó, mientras añadía que la propuesta de construcción también ha recibido el visto bueno del Gobierno Navarro pese a estar ubicado en una zona forestal protegida.

Para José Antonio Arandigoien, de NaBai, uno de los ediles de la oposición, las cosas no se han hecho como se debía y tendría que haberse tenido en cuenta la opinión del Ayuntamiento. Una plataforma de vecinos y ecologistas recurrieron en su día la autorización para que se construyera el monasterio, aunque las alegaciones fueron desestimadas y el Gobierno Foral rechazó el recurso de alzada que presentaron los opositores.

Al parecer, el éxodo de los cartujos de Aula Dei se debe a las humedades del edificio, a que se trata de una instalación demasiado grande con unos costes de mantenimiento muy elevados y difícilmente asumibles por la orden y a que habrían perdido la tranquilidad y aislamiento que demanda la orden. Su traslado supondría que se marchara la única comunidad de clausura masculina de Aragón.

Incertidumbre

La nueva traba para el proyecto del valle de Ezcabarte vuelve a dejar en el aire su continuidad en el templo zaragozano, aunque ni desde la propia cartuja ni desde el arzobispado de Pamplona-Tudela facilitaron ninguna información adicional.

Joaquín Elizalde, propietario del señorío de Náguiz donde tenían previsto instalarse los cartujos, cedió 150 hectáreas a la orden que fundó San Bruno hace ocho siglos. El equipamiento contaría con una treintena de celdas, jardín, iglesia, capilla y una hospedería para las familias.

Elizalde aseguró a este diario que seguirá trabajando para que el proyecto salga adelante. De hecho, a finales de diciembre y, según publicó el 'Diario de Navarra', el propietario de Náguiz presentó un recurso contencioso administrativo en el que reclama la suspensión de la decisión municipal al considerarla ilegal. Además, anunciaba que reclamará una indemnización al Ayuntamiento por los costes del proyecto arquitectónico que, de momento, estará bloqueado al menos un año.

Si finalmente pudiera construirse el edificio, los cartujos no dejarían Aula Dei de inmediato, ya que los trabajos supondrían que el traslado no se produjera hasta al menos 2015. La mudanza de los cartujos preocupa mucho a los historiadores, que ven con incertidumbre el futuro del cenobio zaragozano, declarado Monumento Nacional en 1983. No obstante, cuando se anunció su posible marcha, desde el Gobierno de Aragón aseguraron que la existencia de pinturas de Goya garantizaría la conservación del edificio.