MEDIO AMBIENTE

El Náutico pide la limpieza de las algas del Ebro en Zaragoza

El Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica conocen el problema, pero no está previsto actuar en el río. La CHE autoriza desde 2004 desembalses controlados en el Bajo Ebro para frenar las algas.

Algas en el embarcadero del Náutico, en Zaragoza
El Náutico pide la limpieza de las algas del Ebro en Zaragoza
P. F.

Las algas han proliferado este verano de manera masiva en el cauce del Ebro en la ciudad de Zaragoza. La asociación ANSAR-VoluntaRíos advirtió hace dos días de este crecimiento y lo achacó principalmente a la falta de riadas de esta primavera e invierno. Desde el Club Náutico de Zaragoza piden ahora al Ayuntamiento que actúe para retirar las algas.


«Nosotros notamos que en el entorno del Náutico hay más algas que otros años. El río está cambiando: el agua está más limpia pero hay más plantas y ha disminuido la profundidad. Esto afecta en parte a los cursos de piragüismo», afirma Juan Quílez, presidente del Club.


«Vamos a pedir al Ayuntamiento que limpie las algas. Nosotros colaboramos con una empresa, Forespro, que ha realizado limpiezas de este tipo en Sevilla. Ellos afirman que en cinco días se podrían retirar las algas del cauce urbano, desde la Expo hasta el azud”, asegura Juan Quílez.


El Ayuntamiento no prevé actuar contra las algas y, además, no tiene competencias directas para hacer una limpieza en el cauce del Ebro. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) actúa directamente en el cauce en algunas puntos de la cuenca y, por otra parte, autoriza actuaciones de otras instituciones públicas o entidades privadas. En el caso del dragado del río en Zaragoza para facilitar la navegación con barquitos, el Ayuntamiento solicitó el permiso de la CHE y luego ejecutó los trabajos.


«El río necesita las riadas para limpiar el cauce. La gran regulación a la que están sometidos el Ebro y sus afluentes influyen en que este año no haya habido riadas. El río tiene que recuperar parte de su dinámica natural, aunque sea de forma artificial. Una solución podría ser provocar crecidas ecológicas y controladas varias veces al año soltando agua de los embalses para arrastrar las algas y generar movimiento de los sedimentos», afirma Ismael Sanz, naturalista de ANSAR-VoluntaRíos.


Desembalses controlados en el Bajo Ebro

En esta línea, la CHE autoriza desde 2004 desembalses controlados de los pantanos del Bajo Ebro (Mequinenza, Flix y Ribarroja) para frenar la proliferación de algas en este tramo del río. Endesa, gestora de los embalses, hace estas crecidas controladas, que cuentan con la autorización de la CHE y la colaboración de ayuntamientos de la zona, los gobiernos de Aragón y Cataluña, y expertos de las universidades de Lleida y Girona.


Desde la CHE explican que la situación de las algas en Zaragoza «no es problemática» como sí lo es en el Bajo Ebro, y esta actuación de provocar crecidas controladas no es posible en la ciudad porque no hay embalses cerca.


«La CHE conoce y controla las algas de Zaragoza. No son tóxicas, son molestas. Hay varios factores naturales que provocan la proliferación de algas: la falta de riadas, la mayor presencia de nutrientes, la mayor transparencia de las aguas, la disminución del caudal, el aumento de las temperaturas o la creación de zonas de remanso», explican fuentes de la Confederación.