PATRIMONIO

El largo silencio de la Posada de las Almas

La Posada de las Almas, la última posada histórica que tenía Zaragoza, cumple un año cerrada a cal y canto sin que se despejen las dudas sobre su futuro. Los dueños del establecimiento han iniciado los trámites para convertirlo en hotel de cuatro estrellas.

Interior de uno de los comedores.
El largo silencio de la Posada de las Almas
HERALDO

Discretamente, sin ruido y en verano, cerró sus puertas el año pasado la Posada de las Almas (San Pablo, 22), la última gran posada histórica que tenía Zaragoza. Y ya no se ha vuelto a saber más de ella, por mucho que en el popular barrio del Gancho, del que era uno de sus pulmones, circulen muchos rumores. De entre todos ellos destacan dos: uno que señala que el establecimiento está en venta pero que los dueños piden mucho dinero, y otro que apunta que los propietarios han contratado los servicios de un arquitecto para remodelarla y reabrirla. Este último es el que confirma Luis Fernández, uno de los tres socios dueños del establecimiento.

"Hemos encargado un proyecto arquitectónico para remodelar la posada -asegura-, porque el establecimiento, tal y como estaba, ya no tenía futuro. En principio, nuestra idea es convertirlo en un hotel de cuatro estrellas (hasta ahora tenía una) con restaurante típico. En Zaragoza se están ofreciendo habitaciones muy baratas en los hoteles de cuatro estrellas y no tiene sentido intentar sobrevivir con un establecimiento de una sola. Hay que cambiar".

Sin embargo, el camino no está siendo nada fácil. Y no por razones económicas, al menos en principio. "Esto es como para volverse loco. Hay que conservar lo antiguo, porque el edificio es histórico y tiene interés, pero a la vez cumplir las normas urbanísticas actuales. Y a veces es casi imposible -subraya Luis Fernández-. Llevamos casi un año con esto y no hay manera de sacarlo adelante. Nos la cerró la DGA porque no cumplía las normas, y ahora estamos intentando ponerla al día, pero éste es el momento en que todavía no tenemos licencia de obras. Y sin licencia no podemos solicitar créditos para realizar las obras, y eso que hasta ahora había créditos en buenas condiciones para la rehabilitación de edificios históricos. Espero que se sigan manteniendo esas condiciones, porque lo que queremos hacer cuesta mucho dinero. En principio intentaremos costearlo todo nosotros. Si vemos que no podemos, ya ha habido algún empresario hostelero que nos ha mostrado interés por participar".

Sanear los sótanos

El modelo que se quiere seguir es parecido al de otras posadas históricas que se han renovado en Barcelona y que están teniendo un gran éxito, al combinar lo antiguo y lo moderno. "Nosotros queremos respetar al máximo todo lo histórico, desde la fachada a la escalera, pero hay cosas en las que hay que hacer obra importante. Por ejemplo, los sótanos hay que sanearlos por completo. No pedimos más volumen de edificación, sino recuperar todo lo antiguo y reordenar y actualizar lo que hay".

Si finalmente el proyecto sigue adelante, la 'nueva' Posada de las Almas será un establecimiento moderno y funcional, pero con sabor añejo. Se quiere reducir el número de habitaciones a menos de treinta, y recuperar el espíritu aragonés que caracterizaba a sus fogones. Para ello, ya se han establecido contactos con varios cocineros.

La Posada de las Almas era la última posada histórica que conservaba Zaragoza, aunque de posada propiamente dicha le quedaba fundamentalmente el nombre. Era más bien un hotel con restaurante.

Abrió sus puertas por primera vez en 1705 y, por eso, tiene una estructura antigua y original. Su entrada para carruajes, reconvertida luego en pequeño aparcamiento, está a dos metros de distancia del acceso principal, y una gran escalera de estética neomudéjar lleva a las plantas altas del edificio.

En los 'Episodios Nacionales'

Los azulejos con los que se decora buena parte de la planta baja le dan un sabor especial al hall, que indica bien a las claras que el visitante se encuentra en un lugar especial. Algo parecido ocurre con las vidrieras de los salones de celebraciones, que se han convertido en un elemento característico del establecimiento.

Espacio literario por excelencia (Benito Pérez Galdós cita la posada en el 'episodio nacional' dedicado a Zaragoza), ha sido siempre albergue de toreros y las primeras figuras de los ruedos se han alojado en sus habitaciones. Cuenta, además, con el mérito honorífico de ser el sitio en el que se reveló la primera película española, la célebre 'Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza".