De compras por Zaragoza

Conde de Aranda, el bazar del mestizaje

Tiendas de toda la vida conviven con otras de reciente apertura que ofrecen productos de países lejanos con la huella de diferentes culturas.

Lámparas de 'Sarakusta'
El bazar del mestizaje
P. B. P

La carismática vía de Conde de Aranda agrupa en la actualidad a comerciantes con una larga tradición y profesionales de muy diversas actividades. Es el caso de 'Sol de África', 'Colmado Latino' o 'Sarakusta', un oasis multicultural que convive en la avenida zaragozana. Junto a ellas, negocios familiares con renombre mantienen sus clientes de toda la vida.


Rafa y Pilar se hicieron cargo hace 12 años de 'Lencería Emi', un negocio que sobrevive desde su fundación en 1939. Los actuales propietarios, madre e hijo, decidieron mantener su nombre en honor a 'Doña Emiliana', su fundadora. Cuentan que sus nietas pasean con orgullo por la avenida en la que su abuela montó hace más de 70 años el negocio al que hoy ellos siguen dando vida.


A pesar de ser una empresa familiar, 'Lencería Emi' ha sabido adaptarse a los tiempos especializándose en tallas grandes y lencería de novia. "Era una tienda muy clásica, se había quedado estancada", afirman. Su carácter colaborativo con modelos y fotógrafos ha ayudado a convertir este pequeño negocio familiar en líder del sector en Aragón. "Nos lo hacen creer un poco", asegura su dueña, quien todavía se enorgullece más cuando una clienta entra a su tienda y le recuerda que hace 40 años se compró allí el ajuar de novia.


Para ofrecer un mejor servicio decicieron mudarse a la acera de enfrente, un local propiedad de "los curas de escolapios", donde desde hace un par de años siguen ejerciendo su labor cara al público. "Todavía hay muchos despistados que se meten al chino de enfrente preguntando por nosotros", comenta entre risas Pilar. Entre su clientela figuran abuelas, madres y nietas que acuden a comprar en familia, además de un público más moderno que funciona por encargos: gente del espectáculo que proviene de bares como El Plata o la Compañía de Luis Pardos. Los precios son variados: desde 20 hasta 110€ si uno se pasa a primeras firmas, lo que ellos denominan "marcas del mundo".


Sobreviviendo a las obras


No ha corrido la misma suerte 'Floristería Conde XIII'. María Pilar ha vivido ya tres reformas desde que montó este puestecito de flores hace 18 años. "Llevamos ya tres superobras", afirma resignada, pues no ha podido cerrar este agosto porque según confiesa: "Está todo muy mal". "Aquí el tema es más o menos el mismo que en la Gran Vía. En cuanto hay obras, la gente..., ya se sabe...", cavila. Su clientela ha cambiado mucho en los últimos años. Según relata, hay un perfil mayoritario de clientes del barrio, entre los que destacan "tíos de 'puticlubs' que compran ramos de rosas para sus fulanas". A esta clientela se suma también un nuevo público femenino de la zona. Se trata de novias extranjeras a las que ofrece ramos económicos por 25€, ya que “no les llega para uno de 200". Estos pedidos, más costosos, incluyen el regalo de la decoración del coche de la novia, los prendidos de novio y padrino y los pétalos para lanzar a la salida de la iglesia.


Dejando atrás a María Pilar y sus flores, y avanzando hacia la plaza de toros, los comercios tradicionales van dando paso a una gran variedad de tiendas de importación que convierten la avenida en una concurrida zona de mestizaje.


El bazar 'Sarakusta'


El bazar 'Sarakusta', donde atiende Saedia, es un comercio marroquí que vende desde hace 4 años toda una gama de productos orientales, desde trajes típicos como la 'gilaba' o la 'gandora' hasta cosmética importada como el 'Kohal', una llamativa sombra de ojos. Las grandes fiestas árabes encuentran en este pequeño recoveco un lugar donde escoger las vestimentas apropiadas para cada ocasión. Por 80€, la novia puede ir vestida a su ceremonia y lo mismo ocurre en el caso de él. Además, encontramos también modelos de bailarina que oscilan entre los 50 y los 60€, muy propicios para vestir durante el mercado árabe. La ventaja de todas estas vestimentas es que son talla única, ropa ancha que cada uno decide cómo llevar.


Pero no solo de modelitos vive Sarakusta. Este pequeño rincón de Conde Aranda ofrece la posibilidad de montar en tu propia casa un pintoresco salón marroquí. Acetini lo diferecia del árabe porque en este último "todo está en el suelo", de manera que las alfombras son su principal elemento decorativo. Por el contrario, el salón marroquí es "mucho más moderno", y ofrece otras opciones a la hora de decorarlo: desde espejos y lámparas ornamentales hasta tambores para sentarse y disfrutar de la velada.

En representación de su tierra


Otro pintoresco negocio es 'Sol de África', abierto hace apenas 5 meses. Se trata de un pequeño taller de sastre donde Mbaye Mbow atiende encargos de 'taille basse'. Este africano de 34 años trabajó en casa hasta que pudo venirse al local de Conde de Aranda, “un barrio de extranjeros” en el que ha encontrado un hogar para atender pedidos con su máquina de coser. Mbaye, contento por haber trasladado su negocio de Las Fuentes a aquí, asegura que cada día tiene más clientes por el hecho de estar en la avenida. Entre su clientela se encuentran otros africanos que compran o encargan trajes para bodas y ceremonias, además de una mayoría gitana con la que afirma tener mucho en común. No obstante, insiste en que “sabe coser para todos los continentes”.


Mbaye se queja de que el Gobierno no les ayude para mantener estos talleres de sastre y asegura que si lo hiciera, tal vez podría atender mayores pedidos y dar algún que otro puesto de trabajo. Por el momento, él solo seguirá adelante con su pequeña sastrería, pero espera poder algún día contratar más personal y cambiar a su vieja máquina de coser.


'Colmado Latino', un mundo de colores


Ambientada con música dominicana, Leonela, detrás del mostrador, ofrece todo tipo de productos tropicales venidos desde el otro lado del charco. Colombia, Ecuador y Perú se dan cita entre los mostradores de este pequeño comercio de nombre también importado. Su dueña, dominicana, decidió montar “algo latino” porque no había nada del estilo allá por el año 1999. Para no desprenderse de sus orígenes trasladó algo de ellos al nombre de su pequeño mercado, el Colmado Latino. “Así es como llaman en la República Dominicana a las superficies de alimentación”, explica. Mangos, ananás, papayas y aguacates llenan de colorido y viveza el escaparate. En el interior, cañas de azúcar “para endulzar todo tipo de comidas”. La ventaja, su naturalidad. “En los supermercados la fruta lleva más química”, apostilla. Entre su clientela encontramos ciudadanos “blancos, negros y amarillos”, porque según señala, sus demandados productos “no entienden de razas”.


Además, el consumo de estos manjares importados ha experimentado un auge en las últimas décadas, hasta el punto de que muchos consumidores no caen en la cuenta de que su aparición en mercados alejados del trópico no es tan distante. Por eso, cada vez más aragoneses se pasean por esta avenida del mestizaje, y es que, según afirma Leonela, “ahora los españoles quieren probar cosas raras”.


Así llegamos a la última parada de esta multicultural vía zaragozana: la 'Carnicería Halal'. Allí, detrás del mostrador, un hombre con nombre de califa atiende suculentos pedidos que abarcan desde todo tipo de vísceras hasta "carnes más normales" para los menos atrevidos.