DESAHUCIADOS

Desalojo de un edificio ocupado en la avenida de Cataluña

Las máquinas continúan con el derribo de los números 221 y 223, donde se empezarán a construir en breve 64 viviendas protegidas.

Las máquinas demolían ayer la trasera del antiguo edificio de Remar, en la avenida de Cataluña.
Desalojo de un edificio ocupado en la avenida de Cataluña
ASIER ALCORTA

Las familias de etnia gitana que ocupaban de forma ilegal el antiguo edificio de Remar en la avenida de Cataluña, a la altura de los números 221 y 223, abandonaron este inmueble en desuso a lo largo del fin de semana, según confirmaron ayer fuentes policiales. La operación de desahucio, llevada a cabo a instancias de los nuevos propietarios de este suelo edificable, se enmarca en el derribo de las naves industriales de parte de este sector, una zona en la que se construirán inicialmente 64 viviendas protegidas -cuyas obras podrían comenzar en seis meses- de un total de 352 previstas.


Fuentes de la Jefatura Superior de Policía informaron de que las familias abandonaron el edificio por iniciativa propia, ante el aviso del riesgo de derrumbe y la molestia de las propias obras, ya que los trabajos de demolición habían comenzado varios días antes. De hecho, las máquinas se encontraban en la parte trasera de las antiguas fábricas desde la semana pasada. Ayer, la zona permanecía vallada por completo y el edificio con fachada a la avenida de Cataluña solo conservaba su esqueleto y cimientos, ya que pronto será reducido a escombros para preparar el suelo de cara a su futura urbanización.


Esta manzana industrial en reconversión, que se encuentra junto a la vía del tren y frente a una gasolinera, forma parte del sector F-54-2, uno de los suelos que se desarrollarán en el distrito del Rabal, y cuenta con una superficie global de 31.100 m2 en la que se prevé edificar 352 viviendas. Este suelo discurre en paralelo a la avenida de Cataluña y al polígono de Cogullada y limita al sur con el viaducto del ferrocarril: precisamente es en esta zona en la que se iniciarán las obras de las 64 nuevas viviendas protegidas (VPA), que ya comercializa la promotora Miguel Rico y Asociados (MRA).


El futuro edificio, con forma de 'U', tendrá un máximo de seis alturas y contará con una ludoteca y un local comunitario, así como zonas verdes en el acceso a la avenida y una plaza central. Según informaron desde la promotora, ya se han vendido 15 de las 64 VPA, y su precio mínimo es de unos 125.000 euros.


La promotora ya ha solicitado licencia de obras, por lo que espera iniciar su construcción antes de finales de este año. El resto del sector, que contempla otros 288 pisos, todos ellos libres, aún no tiene fecha prevista de desarrollo.


Transformar la zona


El entorno de la avenida de Cataluña posee varias bolsas de suelo que se edificarán, fruto de una lenta reconversión industrial y de la transformación de una de las zonas más olvidadas de la capital aragonesa. «Esto es una muy buena noticia, al menos se trata de un pequeño paso adelante, estamos contentos», aseguraba ayer Mª Luisa Gómez, presidenta de la Asociación de Vecinos Ríos de Aragón.


Gómez apuntó que la presencia de estas familias había generado «un foco permanente de insalubridad, con mucha suciedad». Según afirmó, el problema se generó desde hace unos dos años.


Algunos vecinos mostraban su satisfacción a pie de calle. Es el caso de Manuel Díaz, zaragozano de 62 años que vive en un bloque situado casi al lado del antiguo inmueble de Remar. Aseguró que, desde su ventana, en un séptimo piso, «se podía ver cómo habían ocupado toda la parte trasera, la de las naves, y había basura en grandes cantidades», afirmó. «La Policía vino alguna vez, porque llamábamos los vecinos, pero, de continuo, era una situación insostenible», añadió.


La construcción de estos 64 pisos protegidos se suma a otras intervenciones urbanísticas que, en plena crisis del ladrillo, se han desarrollado recientemente en la zona más próxima al Tercer Cinturón y al centro de especialidades Grande Covián. Sin embargo, supone uno de los primeros pasos a la hora de transformar el tramo de la avenida de Cataluña más alejado del Ebro y próximo a Santa Isabel, algo más de un kilómetro condicionado por la vía del tren y por la presencia aislada de bloques de pisos y zonas industriales.


A partir de ahora, como señala Mª Luisa Gómez, faltará reformar la propia avenida, una vez que se concrete su cesión al Ayuntamiento por parte del Ministerio de Fomento, aunque no existe fecha para ello. Se trata, en total, de 4,4 kilómetros entre Alcalde Caballero y el barrio de Santa Isabel.