EDIFICIOS HISTÓRICOS

Decenas de proyectos y décadas de desidia

La amenaza de ruina y los diferentes proyectos urbanísticos se han ido turnando en el futuro del cuartel de Pontoneros y de su edificio residencial.

Plano de la fachada realizado en 1793 por el arquitecto Agustín Sanz, cuya firma aparece abajo a la derecha.
Decenas de proyectos y décadas de desidia

Tanto el cuartel de Pontoneros como el edificio residencial de sus antiguos mandos han corrido una triste suerte común las últimas décadas. Ambos inmuebles, de los mayores edificios históricos vacíos del Casco, se han debatido entre amenazas de ruina y deslumbrantes proyectos urbanísticos que nunca llegaron a ejecutarse.


El cuartel, antes denominado de Infantería de Aragón, de Convalecientes y de Sangenís (en memoria de un coronel que murió en 1809 junto a las tropas de Palafox), fue construido en la segunda mitad del siglo XVIII y tuvo usos militares hasta 1972, año en el que lo adquirió el Ayuntamiento. En la revisión del PGOU de 1986 perdió su catalogación de interés arquitectónico y fue declarado en ruina. La asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés emprendió una campaña en defensa del acuartelamiento aportando detalles de sus antecedentes históricos, de las visitas al mismo de los monarcas Alfonso XII y XIII y, también, demostrando que el cuartel fue obra de Agustín Sanz, considerado el mejor arquitecto aragonés del siglo XVIII y el mismo que levantó la vecina Puerta del Carmen.


El inmueble y las viviendas anexas fueron 'indultadas' en 1997 con la idea de crear en su interior el Archivo del Reino de Aragón, pero el descubrimiento de un arrabal musulmán en su subsuelo dio al traste con este proyecto. Aquellas ruinas, por cierto, se catalogaron y volvieron a taparse, con lo que se convirtieron en una envenenada herencia para los futuros proyectos del solar.


Mil y un destinos se le han atribuido al edificio que, sin embargo, ha ido languideciendo y deteriorándose con el paso de los años. Las filtraciones y humedades que dañaban muchas de sus estructuras de madera provocaron que Pontoneros presentara un estado lamentable e, incluso, peligroso. Aunque el cuartel se restauró y recuperó ciertos usos en 2001, las mejoras en las viviendas de los militares (los números 8, 10 y 12 de Madre Rafols) llegaron en un agónico goteo. Sangrante resulta que una partida de 1,6 millones de euros para su rehabilitación en los presupuestos de 2007 se quedara sin ejecutar. En 2008 desapareció y, aunque la reforma volvía a citarse en los proyectos del Plan Integral del Casco Histórico en 2009 y 2010 (con un total de 9,4 millones de euros) este propuesta ni siquiera llegó a presupuestarse.


Ahora, una vez el sueño de 2016 parece alejado definitivamente, el futuro de estas construcciones de ladrillo visto y estética academicista, es una incógnita. Lo único seguro es que su fachada se poblará de andamios protectores durante los próximos meses.