Servicios sociales

Más de 1.200 prostitutas son atendidas al mes en cuatro centros de Zaragoza

No hay un perfil claro y piden que no se caiga en estereotipos a la hora de hablar de mujeres que ejercen la prostitución. Niegan que haya mafias, se dedican a tareas de información, prevención y reparten cientos de miles de preservativos.

Carretera del polígono de Cogullada de Zaragoza
Carretera del polígono de Cogullada de Zaragoza
JOSÉ MIGUEL MARCO/ARCHIVO

Asistencia sanitaria, información sobre sus derechos y sobre enfermedades de transmisión sexual son las consultas más comunes que atienden las cuatro principales organizaciones que cada mes asisten a más de 1.300 mujeres que se dedican a la prostitución en Zaragoza.


Alertan de que la crisis ha afectado al sector y “muchas mujeres viven ahora en una situación de riesgo más elevado”, como afirma Erika Chueca, coordinadora del proyecto de promoción de la salud con personas que ejercen prostitución de Médicos del Mundo Aragón.


Asun es una trabajadora social del Centro Alba, uno de los que más tiempo lleva trabajando en la capital aragonesa. Cuenta que conoce a muchas de las mujeres que les visitan, porque suelen volver, y reniega de los estereotipos que muchas veces se utilizan al hablar de las prostitutas.


“Nos dicen o que son las más pobres víctimas o las peores personas del mundo y no es así... A veces deciden ellas o a veces se ven forzadas por las circunstancias”, cuenta Asun, y bromea: “Una vez, una mujer nos explicó su situación muy gráficamente: Si no tienes jefe, hay que hacerlo, ¿quién más puede llevar una fábrica dentro?”:

No a los estereotipos

No hay un perfil claro, pero suelen ser personas extranjeras, que no tienen papeles y que han venido de sus país sabiendo a qué se iban a dedicar. Las organizaciones señalan que, aunque existen, son pocas las que ingresan al mundillo forzadas o motivadas por mafias ilegales.


En el Centro Alba, entre otras cosas, luchan para combatir ese y otros estereotipos, y desde su local en la calle Boggiero asisten a unas 400 mujeres cada mes.


En 2010 repartieron 220.000 preservativos, cifras parecidas a las del resto de organizaciones, ya que otro de sus grandes objetivos es la prevención del VIH.


Sus registros del número de atenciones son bastante constantes desde que abrieron sus puertas en 1994, aunque el resto de centros de la capital aragonesa sí informa de un aumento de las atenciones, sobre todo desde que explotó la crisis en 2008.


Hablan de un notable incremento en las consultas, aunque eso “no tiene nada que ver con la situación que se vive en la calle”, ni “con el número de prostitutas que puede haber en la ciudad”; porque de eso “no hay datos reales”, aclara Asun.


Las cifras de centros como Fogaral -de Cáritas- son bastante ilustrativas. En 2008 atendieron a 286 personas y el año pasado a 568, casi el doble. La mayoría de las personas eran extranjeras, de Brasil y países de África, sobre todo.


La directora de ese centro, Marta Giménez, aclara que muchas ya ejercían antes de la crisis: “Antes se apañaban para vivir, ahora no les llega el dinero. Algunas cobran menos y también tienen menos clientes”.En clubes y pisos

Casi todas las organizaciones se sienten desbordados por la demanda, que además es muy diversa. Desde personas que trabajan en otros países (cobrando más caro), pero vuelven y piden atención sanitaria en Zaragoza porque tienen aquí a su familia; hasta otras que buscan cosas básicas como formarse y aprender español.


En el Centro Alba ejemplifican la diversidad mostrando los diferentes sitios donde se ejerce la prostitución. “En Casas de Tapao, pisos de contacto, clubes de alterne, en la calle y de más alto standing, las azafatas y señoritas de compañía”.


El personal de Médicos del Mundo visita esos pisos y clubes para buscar a los que puedan necesitarles. “Casi siempre somos bien recibidos”, cuenta Chueca, que asegura que este año ya han atendido a 510 mujeres. En 2010 fueron 367 y en 2009, 403.


Erika Chueca cuenta que el número de asistencias se ha incrementado “de forma importante” en Aragón desde 2008 y que estas mujeres trabajan en toda la ciudad, desde “las carreteras que todos conocen”, hasta "el centro y otros barrios de Zaragoza".


Los martes y jueves incluso dan consultas médicas, porque ese es el gran problema de estas mujeres: “No tienen papeles y por tanto no pueden acceder a una Tarjeta Sanitaria”, informa Chueca. “Antes cobraban más o no aceptaban ciertos trabajos que ahora deben aceptar, eso es un peligro”.


Cuando tienen una emergencia de salud o quieren hacerse pruebas para comprobar si tienen alguna enfermedad de transmisión sexual, se les intenta ayudar con dinero, se les anima a pedir ayuda a otras amigas o se les anima a visitar los servicios de Urgencia.


Desde la Asociación para la Promoción e Inserción Profesional recuerdan que también tienen otras necesidades y aseguran que en los últimos años el perfil y las demandas han ido variando. Ellos ofrecen “acompañamiento para cuestiones legales, sociales, laborales”.


Cuentan con un Servicio de Atención en Calle, que centra sus esfuerzos en “aquellas zonas en las que la mujer sufre con mayor intensidad la pobreza y la exclusión: Casco Viejo, zona Centro, calles de la zona de San Antonio María Claret, Camino de las Torres y Carretera de Cogullada hacia Mercazaragoza”.