Varias máquinas comenzaron ayer los trabajos de dragado del Ebro para permitir la navegación de los viajes turísticos un año más. Las pontonas, que en esta ocasión no sacan gravas del cauce sino que las mueven fuera del canal de navegación, han comenzado a trabajar entre el puente de Piedra y el puente de Hierro. Poco a poco irán subiendo aguas arriba hasta la zona de la pasarela del Voluntariado, cerca del embarcadero de la Expo -que es donde terminan los recorridos de los Ebrobuses-.

En total, las máquinas actuarán sobre un máximo de 326 metros lineales. El objetivo es apartar objetos o excesos de gravas que haya sobre el canal de navegación, para garantizar el calado mínimo que deben tener los barcos para navegar -que ronda el metro de profundidad-. Aunque en un principio se estimó que habría que extraer del cauce 1.450 metros cúbicos de gravas, finalmente el Consistorio rebajó esa consideración y pidió permiso a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para actuar sobre 498 metros cúbicos. Además, en vez de retirar esos materiales, la autorización se solicitó para «redistribuir» los mismos hacia los dos costados del canal de navegación.

Para ello, el Ayuntamiento pedió permiso para que la pontona tenga un contenedor de almacenamiento de los materiales, para luego redistribuir los mismos por el cauce. Se espera que estos trabajos permitan que la navegación turística empiece a ofertar viajes en Ebrobús para mediados del próximo mes de junio.