PROYECTO REHABITAT

Aire fresco para el barrio Oliver

Mejorar la convivencia, rehabilitar espacios deteriorados de la ciudad y crear empleo son solo tres de los objetivos del proyecto Rehabitat, de la sociedad Zaragoza Vivienda. A pesar de que concluirá a mediados del próximo año, ya se empiezan a notar las mejoras.

Varios vecinos del barrio han sido contratados para hacer las intervenciones.
Aire fresco para el barrio Oliver
A. M.

Hasta hace no demasiado, era común pasear entre los bloques de viviendas de Gabriela Mistral y General Urrutia, en el barrio Oliver, y encontrarse con situaciones de lo más pintorescas: familias que habían decidido improvisar un pequeño salón frente al portal de su casa, basura y pañales volando por las ventanas o bancos ocupados por quince bicicletas son solo algunos de los casos que, día a día, se repetían en una de las zonas más degradadas de la ciudad. La apropiación de espacios públicos y la exclusión étnica han sido, tradicionalmente, los problemas sociales más arraigados en este barrio.


Poco a poco, esta situación está cambiando gracias al proyecto Rehabitat, impulsado por la sociedad Zaragoza Vivienda y heredero de Revitasud. Dentro de las dos zonas intervenidas, la de mayor tamaño está compuesta por los citados bloques del barrio Oliver. Se trata de un grupo de 288 viviendas, divididas en once edificios y unidas por ocho plazas en las que conviven ciudadanos de diferente condición étnica y racial, en su mayor parte con un bajo nivel de ingresos.


El fin del proyecto es transformar estos espacios a través de la implicación de los propios vecinos, quienes participan activamente en las distintas iniciativas acudiendo a las reuniones, formando parte de las distintas actividades e, incluso, siendo contratados por el Ayuntamiento para limpiar las plazas, mejorar las aceras y accesos y adecentar los espacios comunes. "Queremos utilizar la rehabilitación física de los espacios comunes para implicar a los vecinos y mejorar la convivencia", explican las responsables de la iniciativa.


Un plan madurado


El primer paso consistió en la realización de un diagnóstico del barrio en profundidad, observando qué puntos debían mejorarse. A continuación, las responsables de Zaragoza Vivienda transmitieron las claves maestras de la iniciativa a los servicios públicos y entidades sociales del distrito, que se implicaron desde el primer momento.


La segunda parte del proyecto radicaba en crear actividades para que los vecinos se vieran las caras. Y es que, tal y como señalan las promotoras, "existían muchos prejuicios. Muchos de ellos eran de vecinos desde hace años y no se conocían de nada".


Una vez rotas estas barreras, llegó el momento de reunirlos en asambleas, en las que expusieron sus ideas para rehabilitar el barrio. A partir de ahí, comenzó la acción a través de las brigadas vecinales, en las que se empezó a repasar la historia y los usos y costumbres del barrio. En ese momento se lanzó un programa de actuación física y social: se hizo una selección y, en colaboración con el Inaem, se contrató a siete vecinos que, además de encontrar trabajo,se han implicado en la rehabilitación de la zona y han logrado involucrar a toda la población, que ve cómo los que recuperan las zonas comunes son sus amigos y vecinos, lo cual invita a hacer un mejor uso de los espacios.


En el ámbito de la convivencia, se han ido planteado procesos de mediación en situaciones de conflicto comunitario. Esto supone, explican desde Zaragoza Vivienda, "conseguir que los vecinos se digan las cosas tranquilamente y mirándose a la cara, en vez de estar de continua bronca y generando conflictos". Además, se están realizando encuentros con los que se pretende dar nuevos usos a las plazas. Asimismo, pronto dará comienzo una campaña de limpieza y respeto en los centros educativos del entorno.


A poco más de medio año para que concluya el plan Rehabitat, ya comienzan a notarse los efectos de las intervenciones. Las plazas que conectan los bloques de viviendas presentan un aspecto limpio, las aceras más angostas han comenzado a ser ensanchadas y se han colocado rampas a los lugares de difícil acceso. Además, los conflictos se han reducido y la implicación vecinal es más que notable.


Una red de ciudades europeas


Rehabitat se incluye dentro de un proyecto formado por una red europea de ciudades –Bilbao, Barcelona, Toulouse, Ville d’Aureilhan y Zaragoza- que plantearon el reto de recuperar determinadas zonas degradadas de sus tejidos urbanos. Entre ellas mantienen un 'feedback' continuo y comparten sus avances. En total, el proyecto comunitario cuenta con un presupuesto de 2.607.553€, que se reparte en partes prácticamente similares entre las cinco urbes. A Zaragoza le corresponden 586.103€, de los que un 65% corresponden a fondos europeos. El 35% restante lo aporta el Ayuntamiento de la ciudad.