MEDIOAMBIENTE

Olba, el paraíso de la arquitectura ecológica

Los 23 barrios que componen el municipio turolense integran en el entorno una amplia muestra de casas que respetan el medio ambiente conjugando la moderna tecnología con materiales tradicionales.

Interior de una de las casas ecológicas de Olba.
Olba, el paraíso de la arquitectura ecológica
JORGE ESCUDERO

Descender al valle del Mijares supone trasladarse a tiempos remotos en los que la densa vegetación y las aguas cristalinas eran las protagonistas. Veintitrés curiosos barrios dispersos en la hondonada componen el municipio de Olba. En los pequeños núcleos urbanos viven poco más de doscientas personas durante el invierno.


Lo que más llama la atención de esta localidad atomizada, aparte de su entorno vegetal y geológico, es su arquitectura respetuosa con el medio ambiente.


"La gente que llega a Olba y los propios vecinos están muy concienciados con la naturaleza", explicó Federico Manuel, alcalde del municipio. Esto ha provocado que la arquitectura ecológica, también llamada biocontrucción, porque respeta al máximo el entorno, se haya hecho un hueco en la zona.


Olba está a la cabeza en este tipo de construcciones. En los últimos diez años más de una decena de casas han sido diseñadas de acuerdo a los principios de la bioarquitectura. Y la mayoría de la gente que ha decidido rehabilitar alguna vivienda del valle lo ha hecho, casi sin darse cuenta, respetando la roca viva o las vigas de madera. "Hay vecinos que nos han pedido consejo y otros que simplemente observando las edificaciones ecológicas del pueblo han sabido adaptarse", dijo Antonio Marín, coordinador de la revista Ecohabitar que se edita en el municipio y que trata sobre el mundo de la arquitectura ecológica.


Marín comenta que para ser respetuoso con el entorno se eliminan de las proyecciones de Olba el hormigón y se utilizan materiales cercanos.


"La bioarquitectura hace casas eficientes con productos como balas de paja, cubiertas vegetales o aislantes de corcho", apuntó Marín.


En estos momentos, en el barrio de Los Ibáñez de Olba se están rehabilitando tres casas respetuosas con el medio ambiente. En algunas de estas áreas urbanas viven menos de veinte personas, por lo que estas muestras de compromiso con la naturaleza llaman la atención del visitante.


"Nuestra propuesta constructiva no está en contra de los nuevos materiales. Nosotros entendemos que un puente o un gran bloque de viviendas no se puede hacer con la biocontrucción", confesó Marín.


Para el alcalde de la localidad turolense, "Olba tiene un encanto salvaje por eso han venido tantas personas neorrurales a vivir al pueblo".


No es arquitectura rural


Los albañiles de Olba están utilizando estructuras de balas de paja con las que se puede levantar edificios de hasta 3 alturas. Sin embargo, según manifiesta Marín, la arquitectura ecológica no está directamente relacionada con la vida rural ni con el diseño rústico. Se pueden hacer viviendas modernistas, minimalistas o de lujo. Sostiene que pueden emplazarse sin problemas en una ciudad, ya que lo único que se requiere es disponer de más espacio.


Nuevos pobladores


Hacia los años 70 del pasado siglo el lugar sufrió una radical despoblación. Muchos vecinos se marcharon a ciudades como Teruel y Valencia en busca de trabajo. De este modo, en este pueblo del valle del Mijares quedaron menos de 80 vecinos. Sin embargo, en los últimos quince años residentes de grandes ciudades decididos a escapar de la urbe se han convertido en los nuevos pobladores neorrurales.


A la hora de decidir el modo de construir una casa lo primero que se suele tener en cuenta es el aspecto económico. Las edificaciones ecológicas requieren de inicio un 10% más de inversión que una casa normal. Sin embargo, en trece años esta diferencia queda amortizada y se empieza a 'ganar' dinero.


Aunque, lo que más les gusta a los dueños de estas casas es el cálido ambiente que se genera en los espacios y la ausencia total de olores artificiales. Los vecinos de Olba prefieren la idea de usar sistemas limpios de producción energética y la posibilidad de introducir un programa de gestión de residuos y depuración de vertidos.