TRANSPORTE

La nueva estación de Calamocha abre a medio gas tras dos años cerrada por su elevado coste

Un acuerdo entre el Consistorio y las empresas de buses permite su uso, pero sigue cerrado el bar y las taquillas.

La estación de autobuses abrió ayer sus puertas, pero con menos espacio habilitado del previsto.
La nueva estación de Calamocha abre a medio gas tras dos años cerrada por su elevado coste
ANTONIO GARCíA

La nueva estación de autobuses de Calamocha, terminada de construir hace dos años y cerrada desde entonces por sus elevados gastos de mantenimiento, abrió ayer por fin sus puertas. En todo este tiempo, los viajeros han tenido que esperar la llegada del autobús en plena calle, con temperaturas de hasta ocho grados bajo cero durante muchas mañanas invernales.

Un acuerdo de gestión entre el Ayuntamiento y las dos empresas de transporte que prestan servicio en Calamocha, Tezasa y Autobuses Rosendo Navarro, ha hecho posible el uso de la terminal, si bien, a medio gas. La estación estará abierta diariamente de 07.30 a 22.30, pero el bar sigue cerrado y los billetes solo pueden comprarse a determinadas horas y en un espacio adicional en el caso de una empresa, y dentro del autobús en el caso de la otra.

Aún así, ha habido que reducir la zona de apertura al público para limitar en lo posible los gastos de calefacción, luz y limpieza. La zona general de taquillas, que constituye el espacio principal de la estación, está cerrada. El edificio fue construido por la DGA con una inversión de dos millones de euros y entregado hace más de un año al Ayuntamiento de Calamocha, quien lo sacó a concurso para su explotación sin que nadie, no obstante, se interesara por esta actividad.

"Instalaciones inmejorables"

Los usuarios mostraban ayer su satisfacción por las características de las nuevas instalaciones, pero reivindicaban la venta directa de los billetes en la propia estación. "Las instalaciones son inmejorables, muy bonitas; ahora, por fin, nos podemos cobijar mientras esperamos el autobús, pero, como siempre, no nos venden los billetes y eso no nos gusta", explicaba una mujer.

Ante el bloqueo que sufría la apertura de la nueva estación y ello debido a las dificultades de las empresas de transporte que operan en Calamocha para hacerse cargo de los cuantiosos gastos de mantenimiento de unas instalaciones demasiado espaciosas, el Ayuntamiento optó por no aprobar la continuidad de la actividad de dichas empresas en la vía pública.

La medida obligó a Tezasa y a autobuses Rosendo Navarro a trasladar su negocio a la nueva estación y a hacerse cargo de los gastos, si bien en un espacio mucho más reducido del proyectado inicialmente. En realidad, tras la realización de algunos cambios en el edificio, se ha abierto al público un tercio del total de la estación.

Además de poder ofrecer a los viajeros unas instalaciones modernas y cómodas, otro objetivo del Ayuntamiento de Calamocha con la apertura de la nueva estación era evitar que los autobuses siguieran entrando al casco urbano, donde hasta ahora se ha venido prestando el servicio de autobuses de línea regular. Desde ayer, al estar ubicada la terminal en la travesía de la carretera Nacional 234 (Sagunto-Burgos), los vehículos ya no colapsan las calles de Calamocha.

Peligro para cruzar la N-234

No obstante, algunos viajeros advertían ayer del riesgo que supone para ellos tener que cruzar ahora la travesía de la N-234 para llegar a la estación de autobuses. "El edificio está muy bien, de eso no hay duda, pero tenemos que salir más pronto de casa para coger el autobús a tiempo y atravesar una vía muy peligrosa, con mucho tráfico", se quejó una usuaria que lleva varios años utilizando los autobuses de línea regular para viajar.

Pese a que hace dos años entró en servicio la autovía Mudéjar, lo que ha evitado el paso de camiones por el centro de Calamocha, la travesía urbana de la N-234 sigue registrando un intenso tráfico. Para llegar a la estación, existe un paso de cebra luminoso -se acondicionó en cuanto acabaron las obras de construcción del edificio-, pero no hay ningún elemento que impida a los vehículos sobrepasar los límites de velocidad establecidos.

Además de los vecinos de Calamocha, los habitantes de poblaciones cercanas son usuarios habituales de la estación de autobuses, ya sea para desplazarse a la propia capital del Jiloca o, como el resto, para viajar hasta Zaragoza y Teruel.