TERUEL

Gea reclama con un recorrido fluvial una mayor protección de su patrimonio hidráulico

Un grupo de vecinos da a conocer los atractivos naturales y turísticos del río Guadalaviar y la acequia centenaria.

Algunos participantes de la marcha comprueban la calidad del agua del Guadalaviar.
Gea reclama con un recorrido fluvial una mayor protección de su patrimonio hidráulico
JORGE ESCUDERO

El río Guadalaviar a su paso por Gea y el patrimonio hidráulico que todavía se conserva en este municipio son desde ayer algo más conocidos.


La difusión de los atractivos naturales de la ribera, pero, sobre todo, concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de proteger la riqueza patrimonial vinculada al río, fueron los objetivos que motivaron el recorrido fluvial organizado ayer por la Asociación el Solanar de Gea.


«Con esta acción queremos divulgar los valores que tiene el río, tanto biológicos, como paisajísticos y culturales, así como los usos que el agua tuvo en su día y aquellos que aún se mantienen», explicaba Luis Antonio Sáez, portavoz de la Asociación. El mensaje último y más inmediato, no obstante, es impulsar la protección de la acequia que discurre por el pueblo, construida hace quinientos años, un cauce amenazado por los planes futuros de los regantes de Gea, que proyectan cubrir esta canalización con hormigón. La Asociación el Solanar quiere que se salvaguarde de esta actuación, al menos, los 400 metros que conservan los mejores vestigios de sus orígenes.


La marcha fluvial, de unos tres kilómetros -una distancia adecuada para los participantes menos entrenados-, partió de el Rastro, un paraje próximo al puente, y concluyó en el azud, una infraestructura del siglo XVI, al igual que la acequia. La actividad estuvo coordinada por el naturista y miembros del programa Voluntaríos, Ismael Sanz, quien, a través de un elemental trabajo de campo pudo constatar la óptima calidad de las aguas del Guadalaviar a su paso por Gea. «Tampoco es que sea una situación excepcional; es lo normal en estos tramos altos del río», advirtió.


Un muestreo realizado con el agua del pozo de las Señoritas -una zona antiguamente utilizada por la población para el baño- para comprobar su oxigenación causó asombro entre los asistentes. El líquido se tornó en un rojo brillante en cuanto se mezcló con la sustancia capaz de medir la calidad del fluido. «En una tabla del 1 al 12, el Guadalaviar está en el nueve, es decir, tiene sobresaliente», manifestaba una de las participantes. «Esto es muy bueno para la flora», añadía Ismael Sanz.


El Guadalaviar también obtuvo un buen resultado en el examen sobre la concentración de minerales presentes en el agua. Luis Antonio Sáez explicaba que las depuradoras construidas en Albarracín y Gea, la escasa densidad de población de los pueblos aguas arriba del Guadalaviar, así como la ausencia de industrias, han contribuido a que el río se mantenga en unos buenos parámetros de calidad.


A todo ello hay que sumar la vigencia de una normativa menos permisiva con los riegos, al garantizar siempre la existencia de un caudal ecológico en el cauce. «Yo he llegado a ver cómo se secaba el río mientras se procedía a regar los campos», apostilló Sáez. Además de la acequia y el azud, en Gea todavía es posible apreciar los vestigios de los usos protoindustriales del agua. Dos fábricas de luz, una de las cuales suministraba a la azucarera de Santa Eulalia, un martinete y una ferrería, en la que se aprovechaba el hierro de Ojos Negros y el carbón vegetal de Gea, son algunas de ellas.