TERUEL

El helicóptero siniestrado no comunicó problemas en su último contacto por radio

Un informe provisional de Aviación Civil señala que la aeronave de lucha contra incendios forestales estaba sobre la población de Cedrillas cuando solo notificó que veía el fuego.

La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, CIAIAC, hizo ayer público un primer informe provisional sobre el siniestro que el pasado 19 de marzo costó la vida a seis brigadistas forestales de la DGA al estrellarse en Villastar -a seis kilómetros de la capital turolense- el helicóptero con el que se dirigían a apagar un incendio surgido entre las localidades de Villel y Cascante.


El documento, colgado en la página web del Ministerio de Fomento del que depende la CIAIAC, señala que a las 13.30 -una media hora después de haber despegado de su base de Alcorisa- el helicóptero comunicó «su situación sobre la población de Cedrillas y con el fuego a la vista». Fue el último contacto que la brigada de bomberos estableció a través de la emisora con los servicios de Medio Natural del Gobierno aragonés. La localidad se encuentra, en línea recta, a 30 kilómetros del lugar donde se produjo el incendio forestal.


El informe oficial aclara que, en ese momento, la tripulación «no notificó ningún problema ni declaró emergencia». Unos minutos después la aeronave, con siete personas a bordo, impactó contra el terreno. En la colisión fallecieron el piloto, el guarda forestal y cuatro de los bomberos. Otro bombero resultó herido grave.


En la reseña provisional se explica que las primeras inspecciones de los restos de la aeronave recuperados indican que el helicóptero chocó contra el terreno «con desplazamiento lateral izquierdo». El dato encaja con los resultados de las autopsias practicadas a los fallecidos. Todos los cadáveres presentaban los golpes en el costado izquierdo a consecuencia del vuelco de la cabina. Tanto el piloto como los ocupantes murieron por fuertes politraumatismos que afectaron a la cabeza, el cuerpo y las extremidades, y por aplastamiento de órganos vitales.


El helicóptero, un Bell 407 monoturbina de última generación operado por la empresa INAER, quedó destruido. La CIAIAC resalta el carácter «provisional» de su reseña y advierte de que está sujeta a modificaciones y correcciones que puedan surgir en el transcurso de la investigación. El informe final podría tardar meses.


Aunque no se conocen oficialmente los resultados de los análisis de sangre y humor vítreo del piloto fallecido, todo parece indicar que estas pruebas no depararán sorpresas y que el tripulante no sufrió ningún problema que pudiera incidir en el accidente. La tesis más sólida hasta el momento es que un fallo mecánico desencadenó la tragedia.


Investigación. Al día siguiente del accidente, técnicos de Aviación Civil inspeccionaron el helicóptero en busca de las causas que provocaron el siniestro. La aeronave se llevó después a Madrid para su análisis.