AGRICULTURA

Cella quiere recuperar el auge que tuvo el cultivo de la patata hace dos décadas

La cooperativa ha registrado una marca con la que pretende aumentar su valor añadido.

La alcaldesa de Cella colabora en la siembra de un gajo de patata en un campo de la localidad.
Cella quiere recuperar el auge que tuvo el cultivo de la patata hace dos décadas
JORGE ESCUDERO

«Queremos que la patata siga siendo el referente de nuestra economía y que la gente cuando visite Cella pueda comprar y degustar nuestro producto». Así resumía Mari Carmen Pobo, la alcaldesa de la localidad, el objetivo que se persigue con la creación de una marca específica de calidad con la que a partir del próximo mes de octubre -cuando arranca la recolección- se comercializará el tubérculo. La iniciativa ha partido de la cooperativa de Cella con el respaldo del Ayuntamiento.


La marca, registrada esta semana, permitirá además unificar la producción y, sobre todo, generar un mayor valor añadido para los agricultores, según señaló Santiago Gómez, presidente de la Asociación de Productores, constituida recientemente para impulsar su promoción. «Pretendemos ser un escalón intermedio, entre el productor y el consumidor. Es decir, producir y vender nuestras propias patatas, a través de una marca que garantice su calidad y una importante campaña promocional», agregaba Gómez.


En Cella, todavía se recuerda cuando el cultivo de la patata constituía uno de los principales pilares de la economía del pueblo. Hace dos décadas, en su momento de mayor auge, se llegaron a producir hasta 9 millones de kilos al año -9.000 toneladas-, frente a las 800 toneladas que se registran en la actualidad.


A pesar de la gran calidad de la patata de Cella, perteneciente a la variedad agria, su decadencia comenzó en el año 2000, cuando, por diferentes razones, entre ellas el descenso de los precios, se optó por el cultivo del maíz. Ahora, los agricultores quieren tomar las riendas de su destino y, frente a las grandes empresas de fritos que se disputan este tubérculo -«por su gran versatilidad», dice el presidente de la cooperativa, Vicente Martínez-, plantear su propia alternativa.


«Queremos vender patatas directamente a pequeñas y medianas empresas y extender el producto fuera de nuestra provincia, al mercado levantino, para empezar», subrayó Santiago Gómez.

 

Veinte agricultores

El proyecto ha sido bien recibido por los 23 agricultores que en la actualidad todavía dedican sus tierras a este cultivo, lo que representa más del 90% del sector presente en la localidad.


La comercialización del producto con una marca registrada, que aparecerá en los etiquetados y envases, se articula dentro de un proyecto más amplio que contempla la construcción de naves e instalación de tecnología que permita adaptarse a las necesidades del mercado. Vicente Martínez explicó que es necesario invertir en maquinaria que garantice un almacenado en las condiciones de temperatura y humedad adecuadas. En principio, la cooperativa invertirá en las nuevas adquisiciones 250.000 euros.


Gómez anunció el inicio de negociaciones con una empresa de precocinados para comercializar el producto. Además, señaló que la peculiaridad de la patata del Jiloca viene dada por «permanecer bajo tierra seis meses». La climatología continental, con muchas horas de frío, proporciona una mayor concentración de azúcar que de almidón, lo que hace a este tubérculo especialmente apto para los fritos. Vicente Martínez sostiene que sus características posibilita, además, un largo almacenaje.