Sencilla, ecológica y, sobre todo, muy original. 'Apadrina un cerezo' es una iniciativa nacida de la inquietud de Emilio Antolín y César Lombarte, dos amigos de Monroyo amantes de su tierra. El proyecto supone una idea pionera en España y un "llamamiento" para, según señalan, "dar la importancia que merece a la cereza de Monroyo".

Por un lado, Emilio es agricultor y propietario de la finca donde crecen los árboles frutales. Por otro, Cesar es el propietario de la posada Guadalupe, negocio unido al terreno de su amigo y que sirve de alojamiento para los que desean visitar 'su propio árbol'. Juntos han sabido explotar un recurso natural de una forma más que sostenible.

La fruta de los cerezos de montaña -Monroyo está a 857 metros de altura- es "excelente por la altitud, que los hace de maduración tardía, a lo que hay que añadir los cuidados que reciben", explica César, quien asegura que se trata de un regalo "diferente" con el que se puede sorprender a la pareja o a un amigo. Para 'adoptar' uno de estos árboles, que dan unos diez kilos de fruta cada uno, basta con contactar con los promotores a través de la página web o vía telefónica (978856005).

"Disfrutar en familia de recoger cerezas y comerlas del árbol es un placer olvidado que merece la pena recuperar y aseguramos que quizá sean las mejores cerezas que hayas comido", afirma César, quien detalla que "el precio del apadrinamiento es de 30 euros, el contrato tiene la validez de un año y es una experiencia que se puede comprar o regalar".

"El interesado o afortunado recibe un documento que le otorga la propiedad de un cerezo identificado, la información de los cuidados que recibe y los momentos imprescindibles para acercarse a Monroyo para disfrutar de las cerezas o del espectáculo de la floración", añade César.

Del mismo modo, los más inquietos pueden acercarse en época de poda para recibir una clase magistral de cuidados de árboles frutales a cargo de Gerardo Barceló.