Memorias de una gesta

La Recopa ganada por el Real Zaragoza el 10 de mayo de 1995 cumple 20 años. Así recuerdan la final y el gol de Nayim sus protagonistas.

El once inicial de la final de la Recopa de 1995
El once inicial de la final de la Recopa de 1995
Heraldo

Tres segundos tardó el balón en recorrer los 50 metros que separaban el pie Nayim de la portería de Seaman cuando el jugador del Real Zaragoza recogió el rechace de Andy Linighan. Apenas un instante en el que el ceutí, los miles de zaragocistas que estaban en el Parque de los Príncipes de París viviendo en directo la final de la Recopa de Europa de 1995 y los cientos de miles de aficionados al fútbol que seguían el partido desde España fueron testigos de una parábola hacia la eternidad. El golazo, impresionante por la dificultad en la ejecución y por lo insólito de la idea, fue elevado a los altares por el momento en el que se hizo realidad: en el último minuto, casi en el último segundo, de una final europea.


Tanto es así que, 20 años después, se sigue celebrando. Y no solo en Zaragoza, sino en toda España, ya que son muchos los aficionados de otros equipos que se convierten al zaragocismo cada 10 de mayo, cuando en la tele o en Youtube, vuelven a disfrutar de la genialidad de Nayim con la piel de gallina. Y, dos décadas después, el exjugador sigue hablando del gol que marcó su carrera deportiva y, al fin y al cabo, su vida. “Uno nunca se cansa de hablar de algo que fue una alegría para tanta gente. De eso nunca te cansas…”, asegura el propio Nayim.


“Fueron momentos de muchísima felicidad, no solo para mis compañeros y mi familia, sino para todo el zaragocismo. Miles de personas salieron a disfrutar este momento histórico. Al fin y al cabo el fútbol es eso: sufres muchas veces, pero otras tienes recompensas”, indica el jugador ceutí. En aquella ocasión, el final fue épico y el premio, mayúsculo: La Recopa de Europa, el segundo título europeo del Real Zaragoza, tras la Copa de Ferias ganada por Los Magníficos.


“Yo creo que nosotros no nos dimos cuenta en ese momento de lo que habíamos logrado, y teníamos que ser humildes porque no sabíamos si dos o tres años después el Real Zaragoza iba a ganar más títulos europeos. Pero cuando han pasado 20 años y no se ha vuelto a lograr lo hace más importante, quién sabe si volverá a pasar. Si hasta desapareció La Recopa...”, valora Gustavo Poyet. “Este Real Zaragoza es muy grande, siempre lo he dicho. Dos títulos europeos, también tenemos que recordar a Los Magníficos. Y en el fútbol español hay pocos equipos que tengan títulos europeos. Yo estoy muy orgulloso de haber estado en ese equipo, en ese grupo de amigos, en esa plantilla que jugaba al fútbol de una forma que apasionaba”, añade Cedrún.


Como el guardián de la portería de los ‘héroes de la Recopa’, todos los integrantes de aquella plantilla destacan la amistad que les unía como una de las claves de sus éxitos. “Más que un equipo éramos un grupo de amigos. Eso se demuestra con el paso del tiempo. Ahora que somos modernos tenemos hasta un grupo de Whastapp en el que compartimos las vivencias, las alegrías, las tristezas…”, confiesa Aguado, y el resto le secundan. “Han pasado 20 años y seguimos hablando, seguimos teniendo contacto… He tenido grupos muy buenos, pero como este ninguno”, dice Esnáider.


“Era un grupo extraordinario, teníamos ganas de que llegara el día siguiente para volver a entrenar y juntarnos. Todos tenían un talento extraordinario y un gran compromiso. Por la mañana me hacía ilusión levantarme, desayunar e ir a entrenar. Ese fue el secreto”, explica Nayim. Ese, y un grupo de jugadores con mucho talento y ganas de triunfar. “Fue el premio final de un momento clave como la promoción de Murcia. A partir de entonces se inició un proyecto precioso. Se eligieron jugadores al estilo de lo que se quería hacer. El inicio fue la promoción de Murcia y el premio fue la final de París”, recuerda Cedrún, y Aguado también destaca el mérito que tuvo esta hazaña: “Hay que recordar que la inversión en ese equipo no fue muy alta, y eso demuestra la capacidad que tuvo de ganar en Europa, que era algo muy complicado”.

El camino hacia la final


Pero no solo la final fue complicada, sino todo el camino hacia el Parque de los Príncipes de París, en el que los blanquillos derrotaron al Gloria Bistrita rumano, al Tatran Prešov eslovaco, al Feyenoord holandés y al Chelsea inglés. “El mejor partido que jugamos fue contra el Feyenoord en Holanda. Y perdimos 1-0. Fue extraordinario, con un García Sanjuán estelar. Su portero sacó balones de todo tipo y ellos en una jugada aislada nos marcaron. Pero en La Romareda, con el bufandeo de la afición y el ambiente que había desde el minuto 1 al 90, sabíamos que si hacíamos nuestro fútbol tendríamos opciones de pasar. Al final ganamos con goles de Juan (Esnáider) y de Miguel (Pardeza), otros dos jugadores súper talentosos. Yo metí el gol en la final, pero durante el camino todo el mundo puso su grano de arena”, recuerda Nayim.


Pero el final de la historia ya estaba escrito, y el jugador de Ceuta era el protagonista principal, el héroe de un cuento que, 20 años después, aquellos que lo vivieron siguen contando tanto a los que disfrutaron del gol como a los que, por su juventud, solo lo han visto en los resúmenes. “Lo mejor fue la llegada a Zaragoza. Creo que ese día Aragón entero vino a Zaragoza. Desde la salida en el aeropuerto fue espectacular. Había padres, madres, niños, jóvenes, abuelos, abuelas... Salió toda Zaragoza a la calle a celebrar con nosotros el triunfo. Porque la victoria no fue solo nuestra, sino de toda la afición, por su apoyo y su cariño. Ese trayecto hacia la plaza del Pilar no lo olvidaré nunca. No cabía ni un alfiler. No he vivido nada parecido en mi vida”.