Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Manualidades moleculares

El protagonista del décimo enigma molecular es un producto muy usado por escolares, quienes tuvieron un papel importante en su desarrollo. En un giro inesperado, lo que era un producto de limpieza acabó en la lista de «los mejores juguetes del siglo XX». Play-Doh es una pasta similar a la plastilina pero químicamente muy parecida al pan.

Modelar es una de las actividades preferidas por los más pequeños
plastilina
TARA SPALTY

EL SECRETO ESTÁ EN LA MASA

Uno de los secretos del éxito comercial de este producto es que es barato. Sus tres ingredientes principales son muy corrientes, los mismos que los del pan: agua, sal y harina. A diferencia del pan, que lleva una pizca de sal para darle sabor, la pasta de modelar Play-Doh lleva un 10% de sal para darle consistencia.


Amasando agua, harina y sal, junto con ingredientes secundarios, se consigue una masilla que comenzó a venderse en los años treinta como un producto de limpieza en Estados Unidos. Se utilizaba para limpiar las paredes empapeladas. Pero a unos escolares de Cincinatti eso les pareció muy aburrido. Esta masilla era flexible y moldeable, como los cerebros de esos alumnos que lo vieron como un material ideal para hacer figuras navideñas.

El fabricante tomó nota, hizo algunas pruebas en escuelas y guarderías, le añadió colores y, en 1956, relanzó su producto como ‘Play-Doh’ (algo así como ‘pasta de jugar’), que enseguida fue un superventas en EE. UU. En Europa siempre fuimos más de plastilina. Ambos productos se parecen por fuera, pero la plastilina está compuesta de vaselina y otros compuestos derivados del petróleo. Fue inventada a finales del siglo XIX para satisfacer las demandas de las escuelas de arte, cuyos alumnos se quejaban de que sus esculturas de arcilla se secaban demasiado rápido.


El principal defecto del Play-Doh frente a la plastilina es que se seca al aire, debido a un proceso cuyo nombre científico es parte de la solución de este enigma. Y la respuesta se completa con el ingrediente usado para prevenir este proceso. En la pista decíamos que la clave estaba en varios adjetivos que aparecían en el planteamiento del enigma y que uno de ellos nos revela el nombre científico de ese proceso. Tenemos tres adjetivos clave: flexibles, moldeables (ya los hemos visto) y... ¡retrógrados!


Hoy sabemos que la retrogradación del almidón es el proceso a evitar. Pero hace medio siglo el fabricante de Play-Doh no sabía por qué su producto se secaba y contrató a un químico para mejorar la fórmula. La fórmula exacta es un secreto industrial, aunque sí conocemos su cuarto ingrediente fundamental, que actúa como inhibidor de la retrogradación: la amilopectina.


UN INGREDIENTE NECESARIO

La harina de los cereales contienen gránulos de almidón, un polisacárido que contiene moléculas en largas cadenas con dos formas: amilosa (lineal) y amilopectina (ramificada). Al mezclar la harina con agua tibia en la proporción adecuada, el almidón se gelatiniza. Los gránulos se abren y retienen agua entre sus cadenas. El resultado es una pasta. Pero si esta pasta se deja al aire, las cadenas lineales de amilosa tienen la molesta costumbre de enlazarse entre sí y expulsar el agua retenida en la red.


Esa retrogradación se previene añadiendo un extra de amilopectina, cuya estructura ramificada deja escondites para las moléculas de agua. Sin pasarse, porque demasiada amilopectina daría una pasta pegajosa. Play-doh es un buen ejemplo de un material que hace lo que hace debido a las interacciones entre sus ingredientes, mezclados en las proporciones adecuadas. Y la química también es eso, no solo son reacciones.

 

MÁS INFORMACIÓN:

What’s Inside: Play-Doh. La revista Wired detalla los ingredientes de la famosa pasta de modelar. Receta de plastilina casera (con vídeo). Cómo fabricar este juguete en la cocina.