A principios de febrero, varias ciudades españolas, en especial Madrid y Barcelona, permanecieron varios días semiocultas bajo una boina de contaminación. ¿Por qué se produjo?

Durante casi una semana, los visitantes que subían a las torres de la Sagrada Familia apenas podían ver el mar. Una niebla difuminaba el paisaje. La escena recordaba el primer gran episodio de contaminación urbana: Londres, 1952. Aquel invierno londinense fue especialmente frío, por lo que se disparó la quema de carbón en las calefacciones. La niebla tóxica que se formó acabó con la vida de más de 8.000 personas y alteró completamente la vida de la ciudad.

En nuestro caso, la causa última ha sido un anticiclón que se mantuvo esos días sobre gran parte de España: las altas presiones estancan el aire y lo llevan hacia el suelo, haciendo que la polución se acumule sobre las ciudades. Pero, ¿de qué se compone esa contaminación y de dónde procede? Básicamente la contaminación urbana es una mezcla de distintos gases tóxicos y partículas en suspensión. Uno de los más nocivos, y el que más se suele controlar, es el dióxido de nitrógeno (NO2). Los principales responsables de su emisión no son las industrias, sino los vehículos, especialmente los equipados con motores diésel. Otros de los gases contaminantes son los dióxidos de carbono y de azufre (CO2 y SO2). El primero es el principal responsable del efecto invernadero, y lo producen tanto los transportes como las industrias. El segundo es el causante de la lluvia ácida, y es emitido en especial por las centrales térmicas. Por último, están las partículas en suspensión, que pueden ser de diferentes tamaños y afectan especialmente a nuestros pulmones.

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE PARA LA SALUD?

Se estima que la contaminación es responsable de más de 15.000 muertes en España al año y que podría acortar la esperanza de vida media en casi un año. En general, la mezcla de gases tóxicos (salvo el CO2, que actúa sobre el calentamiento pero no directamente sobre el organismo) y partículas en suspensión funcionan como agentes irritantes que causan enfermedades e infecciones respiratorias, crisis asmáticas, cáncer de pulmón o incluso incrementan el desarrollo de enfermedades cardiovasculares como ictus o infartos de miocardio.

¿QUÉ CONCENTRACIONES SE CONSIDERAN TÓXICAS?

La Organización Mundial de la Salud estableció una media anual máxima de NO2 en el aire de 40 microgramos/m3. Aunque se permite algún pico superior ocasional (de hasta 200 microgramos/m3), la media durante la segunda semana de febrero en Madrid fue de más de 150 microgramos/m3 con picos superiores a 250 microgramos/m3. Además, se estima que 4 de cada 5 españoles respira aire contaminado. Mientras, algún político restaba importancia y se limitaba a esperar a que el anticiclón remitiera. Como resignados ante la naturaleza, como si se tratara de un terremoto incontrolable en Japón.

Y A MÍ ¿CÓMO ME AFECTA?

Si respiras aire contaminado, y en especial si eres niño, anciano, o tienes una enfermedad de base, es más probable que desarrolles todo una abanico de problemas que van desde un simple enrojecimiento en los ojos hasta neumonías, crisis de asma, infartos cardiacos y cerebrales o incluso cáncer de pulmón.

HAZLO TÚ

Cuando la contaminación alcanza límites peligrosos, las autoridades pueden llegar a recomendar el uso de mascarillas o evitar hacer ejercicio en la ciudad. Para no llegar a estos extremos, lo más útil es reducir el tráfico urbano, por ejemplo usando el transporte público. Si esto no es posible, deberíamos asegurarnos al menos de que nuestro vehículo lleva un filtro de partículas. Otras medidas dependen ya de las Administraciones, como potenciar el coche eléctrico o limitar y regular la velocidad y el tráfico en los núcleos urbanos.

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