Tercer Milenio

En colaboración con ITA

"Confío en que, si la desarrollamos, puede haber una sensibilidad con los números como la hay con las palabras y la ortografía"

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Claudi Alsina, catedrático de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Cataluña
claudi alsina
CARLOS MUñOZ

Doctor en Matemáticas por la Universidad de Barcelona y catedrático de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Cataluña. Le interesan las ecuaciones funcionales, Gaudí y la educación matemática. Ha publicado más de 200 artículos de investigación y un total de veinte libros. Entre ellos figuran los títulos las ‘Vitaminas matemáticas’, ‘El club de la hipotenusa’ o ‘Geometría para turistas’. el último, ‘Asesinatos Matemáticos’.


PREGUNTA En su conferencia afirma que la Ley de Murphy no es la clave a aplicar en la vida cotidiana. ¿Por qué?

RESPUESTA La ley de Murphy, el creer que todo irá mal, no vale. Desde las matemáticas podemos orientarnos hacia las actitudes a tomar ante aspectos que van desde el juego a los temas de farmacia o de opinión. Hay resultados del mundo de la estadística que iría bien aplicarlos en nuestra vida cotidiana. No se trata de que sepamos hacer cálculos estadísticos, sino de tener un criterio ante este mundo de datos que nos rodea. En el mundo de la publicidad, encuestas, juegos de azar, actos sociales e, incluso, en la política, hay toda una serie de situaciones de tipo estadístico ante las que iría bien aplicar algún consejo.


P. ¿Cuáles podrían aplicarse?

R. Por ejemplo, uno sería ante el juego. Los sorteos independientes no tienen historia, es decir, un sorteo no influye en el siguiente y quien lo organiza no se juega nada. Hay que entender que la esperanza de ganar es muy poca para quien juega, pero que la del que organiza el juego es muy grande. Otro ejemplo son los resultados estadísticos. Los análisis de datos admiten que nosotros podamos discutirlos, pero si están bien hechos hay que tenerlos en cuenta.


P. Sin embargo, los sondeos sobre la intención de voto, por ejemplo, suelen variar y en los medios de comunicación aparecen estadísticas bien diferentes.

R. Una previsión electoral, si está bien hecha, puede presentar pequeñas desviaciones, pero no grandes sorpresas. La estadística puede ser manipulada en sus datos o, lo más importante, en su interpretación. A menudo puede estar bien hecha pero la conclusión o argumento que alguien da no es necesariamente válido. Por ejemplo, el que la mayoría de las personas mueran en un hospital no quiere decir que el hospital sea la causa de la muerte, pero si esta información se da como titular está mal interpretado. Hacer estadística es caro y lleva tiempo y, por tanto, una buena estadística pasa por planearla muy bien con una elección muy buena de la muestra que se consulta y cómo se consulta. El propio método puede alterar el resultado: si solo es telefónica o en entrevistas en un lugar… No es estadística salir a la calle y hacer diez preguntas. Este es otro efecto falso.


P. Ha publicado su libro ‘Asesinatos matemáticos’, en el que compila y describe usos estadísticos incorrectos. ¿Cuáles son los más habituales?

R. Los tantos por ciento acaparan la inmensa mayoría de interpretaciones y errores que se cometen. Son errores de concepto, de sumar tantos por ciento o de hablar del tanto por ciento del tanto por ciento. Hay muchas informaciones, por ejemplo, en las que si se hablaba un año del 38% y al año siguiente del 40%, expresan también en tanto por ciento esa variación de los porcentajes y esto da lugar a confusiones. Las medias es otro caso espectacular. Por ejemplo, en el libro cito que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero dijo, en relación a la financiación autonómica, que todas ‘las comunidades quedarán por encima de la media’. Esto es un mal uso y falta de comprensión de lo que es una media aritmética, que siempre quedará en medio. Mi esperanza es que, si nos damos cuenta de estos errores, cometeremos menos en el futuro. Confío en que puede haber una sensibilidad con los números si todos la desarrolláramos de la misma manera que hay una sensibilidad con las palabras y la ortografía.


P. ¿Es necesario el racionamiento estadístico en la vida cotidiana?

R. De estadística y de matemáticas en general porque también hay aspectos de la matemática que inciden en la vida de las personas y que no son estadísticos, como la geometría, que está presente con las formas de las cosas en el diseño de los objetos. Por ejemplo, montar un mueble de Ikea es seguir un algoritmo geométrico. Otro ejemplo es poner el equipaje dentro del coche. Hay situaciones geométricas donde se debe tener una sensibilidad de lo que ocupan las cosas, el tamaño… Es lamentable ver las dificultades que las personas tienen en apreciar el volumen.


P. Ante el Día Mundial de la Estadística, ¿qué mensaje lanzaría?

R. Reivindicar la utilidad que la estadística tiene en nuestra vida y en nuestro mundo. No es una cosa extraña, sino que es un modelo muy válido que nos puede orientar en medicamentos, juegos, evoluciones económicas… en todo. Aquí, por ejemplo, está el Instituto Aragonés de Estadística y hay datos para analizar la inmigración, censos…. Se puede racionalizar todo esto con la ayuda de la estadística. Hemos de apreciarla como una ayuda.