Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Antropología forense. Huesos calados de historia

Aunque la investigación en casos de muerte violenta o sospechosa de criminalidad es la faceta más conocida de la actividad forense, la realidad siempre supera a la ficción. En ocasiones, los protagonistas no se encuentran en las páginas de sucesos sino en los libros de historia. Desde papas hasta legionarios romanos, las claves de estos ilustres personajes permanecen escritas, de forma indeleble, en sus huesos.

Puntos coincidentes entre el TAC del cráneo del papa Luna y el busto de San Valero
papa luna
IMLA

UN CRÁNEO POCO COMÚN

En contra del tópico popularizado por CSI, organismos como el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) trabajan principalmente con vivos. En concreto, un 80% –víctimas o detenidos– frente al 20% de fallecidos. En esta última categoría encontramos casos de especial dificultad, cuerpos esqueletizados o en proceso de esqueletización de procedencia judicial, en su mayoría desaparecidos o víctimas de grandes catástrofes. Se trata de un trabajo minucioso, teniendo en cuenta que, en ocasiones, en vez del esqueleto completo los expertos reciben restos fragmentados de un cráneo parcialmente momificado.


Este complicado puzle de osteología humana fue el punto de partida para los forenses Salvador Baena y José Manuel Arredondo, antes de probar en 2004 que elcráneo atribuido al papa Luna pertenecía efecticamente a Benedicto XIII. Tras sobrevivir a una excomulgación, una decapitación e incluso a un rocambolesco secuestro, al accidentado cráneo le esperaba una completa visita al laboratorio antes de ganarse el descanso eterno. A falta de cintura pélvica –los huesos que mejor revelan el sexo son los coxales–, los antropólogos forenses encontraron pruebas evidentes de su ‘masculinidad’ en las mastoides (hueso situado detrás de la oreja), la glabela o saliente central situado entre los dos rebordes de las cejas, así como un desarrollo mayor de los arcos superciliares, encima de la abertura de los ojos. Respecto a la edad, el escáner determinó que se trataba de un anciano que murió en torno a los 95 años –todo un récord para la época– con signos degenerativos de artrosis, más evidentes en las articulaciones que soportan peso, como la columna o la cadera, pero que también puede extenderse al agujero occipital y adelgazar los huesos de la bóveda parietal de la cabeza. La prueba del carbono 14 determinó con un 95% de fiabilidad que los restos pertenecían a un periodo entre 1310 y 1440. Sin embargo, el tema de la identidad todavía estaba por resolver.


En un alarde de ingenio, los científicos encontraron en La Seo la última pieza del enigma. Como explica Salvador Baena, antropólogo forense del IMLA, «el relicario de San Valero que se encuentra en el templo fue financiado por Benedicto XIII. Contiene en su interior las reliquias del cráneo del santo, pero la cara exterior fue realizada con un molde del rostro de Pedro Martínez de Luna. El estudio de tomografía axial en 3D, así como el análisis morfométrico entre el busto y el TAC, identificó todos los puntos excepto la nariz, modificada para evitar su característico perfil aguileño». Un pequeño gesto de vanidad que no consiguió despistar a los forenses. La superposición craneofotográfica de las dos imágenes es un trabajo equiparable al de los policías dactiloscopistas, que buscan los puntos característicos de la huella digital. A mayor coincidencia, más certera es la identificación.


ATLETAS AL SERVICIO DE ROMA

Aunque la investigación del papa Luna conquistó los titulares de la prensa a nivel mundial, los casos de trascendencia histórica no se quedan aquí. Especialmente notable es el estudio antropológico –culminado hace algo más de un año y dirigido por el doctor Nieto, de la Universidad de Zaragoza– a partir de restos de legionarios romanos hallados en la calle Predicadores. «Mediante el estudio de sus huesos, llegamos a la conclusión de que se trataba de unos consumados atletas de entre 18 y 22 años: en sus huesos ha quedado la impronta de un gran esfuerzo físico», desvela Baena.


Otras investigaciones no consiguen despejar las incógnitas. La más curiosa fue solicitada en 2005 al IMLA por una orden religiosa de Milán. Se trataba de identificar los restos del oscense Ceferino Jiménez Maya, más conocido como ‘el Pelé’: el único beato gitano de la historia y mártir en la Guerra Civil. Para buscar sus restos, se realizó una extracción de varios cráneos de la fosa común del cementerio de Barbastro. Desafortunadamente, «todos tenían ‘tiros de gracia’. Al parecer, en los ochenta se trasladaron decenas de mártires claretianos hasta el monasterio del Pueyo, tal vez ‘el Pelé’ esté mezclado entre ellos –concluye, dejando un resquicio a futuras investigaciones–; el tiempo dirá».


BIOGRAFÍAS DE CALCIO

Salvador Baena matiza que «en anatomía médica aprendemos las similitudes de un fémur en general y en antropología debemos buscar las diferencias que lo singularizan del resto de fémures humanos». Los huesos son un excelente registro plástico para deducir la edad de un sujeto, la causa de su muerte e incluso qué comía. El tipo de actividad se determina por «la valoración morfológica en la superficie del hueso, en los lugares donde se insertan los tendones de los músculos». Son los llamados marcadores de estrés músculoesquelético. «Los legionarios romanos presentaban osificación muy marcada de la inserción en el calcáneo del tendón de Aquiles. Se produce por caminatas muy largas en terrenos irregulares y sobrecarga de peso». Estos esforzados romanos no solo caminaban una media de 30 kilómetros diarios, sino que portaban cargas de 40 kilos. Además, «presentaban un gran desgaste dental por bruxismo, generado por el estrés de las batallas». En la actualidad, la tensión en la mandíbula se manifiesta por problemas en el trabajo o de la vida en general. La imagen más gráfica del miedo que sentían es, para el odontólogo forense Jesús Obón, «la oclusión forzada de los maxilares de un torero en el callejón, mientras espera al toro».


IDENTIFICACIONES

Además de juzgados, tribunales y fiscalías, en muchos casos son particulares o instituciones los que piden la colaboración del Instituto de Medicina Legal de Aragón. En 2009, y a petición del Ayuntamiento de Zaragoza, se extrajeron y estudiaron los más de 1.200 nichos de la Manzana 24 del cementerio, debido a su hundimiento. Se trata de la mayor exhumación realizada en España: en total, 2.159 cadáveres. La aprobación de la ley de Memoria Histórica ha supuesto, además, todo un campo abierto a la antropología forense. Una vez resuelta la identificación, el forense puede determinar –en caso de que haya marcas sobre los huesos– las causas de la muerte para reconstruir la mecánica de los hechos , en colaboración con el arqueólogo forense, el criminalista de campo y el médico.