Seguro que más de una vez te has preguntado qué hace que los cordones de los zapatos se desabrochen solos. Un ingeniero estadounidense de la Universidad de California en Berkeley acaba de encontrar la respuesta. Según explica Oliver O'Reilly en un artículo que publica 'Proceedings of the Royal Society'.

Usando filmaciones 'slow-motion' (a cámara lenta), Oliver O'Relliy y sus colegas analizaron los cambios que experimentan las lazadas de los cordones de un corredor durante una carrera. Y comprobaron que en pocas zancadas se deshacen (si no hay doble nudo), según leemos en 'The New York Times'. Para determinar por qué, O'Reilly colocó un acelerómetro en la lengüeta de las zapatillas y midió las fuerzas que actúan sobre los nudos. Y llego a la conclusión de que, mientras caminamos o corremos, la combinación del impacto al golpear el suelo y la aceleración que produce el movimiento de tu pierna equivalen al impacto que supuso para la nave Apolo la reentrada a la atmósfera. Sin embargo, si solo subimos y bajamos el pie, o si solamente lo desplazamos hacia delante y hacia atrás, el nudo no se deshace. Los investigadores identificaron como nudos 'fuertes' aquellos comúnmente asociados con nudos cuadrados, y como 'débiles los que se atan al estilo 'de la abuela'.

¿Crees que tiene todas las papeletas para ganar el próximo igNobel? Pues te equivocas. Lejos de limitarse a resolver una curiosidad poco útil, con este estudio O'Reilly asegura que se mejorarán los nudos usados en las suturas quirúrgicas, además de evitar la rotura espontánea de cables y fibras ópticas.