Tercer Milenio

En colaboración con ITA

"Usamos el ojo como una ventana para ver el cerebro"

Investiga porque, si como médico atiende a cada persona que pasa por su consulta, "con la investigación puedes ayudar a muchos pacientes de golpe". Pero renunció a un contrato en Harvard, con un sueldo cuatro veces más alto que aquí, porque "era solo investigación y a mí también me gusta ser médico, ver pacientes y emocionarme con ellos cuando mejoran; no quise renunciar a eso". Lo suyo es la neurooftalmología y su sueño, dar con la "fórmula mágica que, evaluando parámetros del ojo, pueda decir con precisión si hay esclerosis múltiple, párkinson o alzhéimer".

Elena García Martín, Premio Aragón Investiga 2016 a Jóvenes Investigadores
Elena García Martín, Premio Aragón Investiga 2016 a Jóvenes Investigadores
Carlos Muñoz

Doctorada en Medicina en la especialidad de Cirugía Oftalmológica. Coordina desde 2010 del Grupo de investigación en Neurooftalmología en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. Se centra en la evaluación del nervio óptico en pacientes con enfermedades neurodegenerativas. Premio Aragón Investiga a Jóvenes Investigadores 2016 y Premio Arruga 2013. Nacida en Salamanca, se confiesa "enamorada de Aragón, ya de aquí no me muevo".PREGUNTA ¿Las enfermedades neurodegenerativas se pueden estudiar mirando el ojo?

RESPUESTA El principal tema de investigación que llevo a cabo en el hospital Miguel Servet es la evaluación del nervio óptico en pacientes que tienen enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple, el párkinson o el alzhéimer. Explicado de forma sencilla, le hacemos unas fotos al interior del ojo, a través del pequeño agujero de la pupila, con una tecnología llamada tomografía de coherencia óptica, y luego analizamos esas fotos para ver cómo está el nervio óptico. Como el nervio óptico es una pequeña parte del cerebro, presuponemos que si está muy deteriorado, también lo estará el resto del cerebro. Así podemos saber si la enfermedad está progresando mucho o poco, o incluso –sobre todo en esclerosis múltiple– si el tratamiento está logrando frenar la degeneración del cerebro. Usamos el ojo como una ventana para ver el cerebro.


P. ¿Por qué se plantean estos caminos indirectos?

R. Estas tres enfermedades neurodegenerativas no tienen un método diagnóstico fiable: no hay una prueba que te diga alzhéimer sí, alzhéimer no. El abordaje indirecto a través del ojo podría ser una prueba más que ayudase a los neurólogos a orientar el diagnóstico.


P. ¿Cómo afectan las enfermedades neurodegenerativas a la visión del paciente?

R. Está demostrado que las enfermedades neurodegenerativas deterioran el nervio óptico porque hacen que se pierdan células nerviosas. Eso lleva asociada una pérdida de visión leve y progresiva, el paciente pierde calidad visual pero no llega a quedarse ciego. Ven peor los contrastes o en condiciones de poca luz; también pierden coordinación visomotora, entre el ojo y los movimientos del cuerpo, como, por ejemplo, cuando juegas al tenis.


P. ¿Qué otros aspectos de la salud pueden desvelarse a partir del estudio del ojo?

R. Muchísimos. El ojo es como una ventana del cuerpo humano a través del agujerito de la pupila. Con la tecnología que tenemos en oftalmología, aparte del nervio óptico, vemos vasos sanguíneos, arterias, venas, capilares..., que pueden dar información de si el paciente tiene diabetes, hipertensión arterial, congestión vascular o una trombosis.


P. ¿Qué tecnologías han permitido avanzar más en este campo?

R. La tomografía de coherencia óptica (que nosotros llamamos OCT) es la tecnología puntera en oftalmología. Es una especie de TAC del ojo, como un escáner que nos permite ver las capas del ojo, la retina, el nervio óptico, con una resolución altísima, de tres micras, la milésima parte del milímetro. Es una pasada. Conseguimos ver todas las estructuras del ojo en dos y tres dimensiones, como si fuera un corte histológico. Como si cortases el ojo, lo troceases y lo observases al microscopio, pero sin hacer ningún daño al ojo. Simplemente con una luz. Es una prueba inocua, no molesta, se hace en 30 segundos y nos da un montón de información. Además, el aparato no es muy caro.


P. Ha participado en nueve contratos con empresas y administraciones. ¿Desde los hospitales también se colabora con la empresa?

R. Cada vez más. Si encuentras una herramienta nueva para el diagnóstico, necesitas que una empresa la implemente en su aparato para poderla utilizar. Si descubres una nueva cura pero no hay una empresa que fabrique el medicamento, no haces nada. Es la traslación de tu investigación a la industria y, al final, al paciente. Nosotros trabajamos con empresas que diseñan aparatos de oftalmología, una alemana y otra japonesa. Los probamos antes de su comercialización y sugerimos mejoras.


P. Tiene solicitada una patente nacional.

R. Puedo contar que se trata de un nuevo método para liberar fármacos de forma lenta en el ojo porque el problema para tratar el ojo es que tendrías que estar echándole gotas cada minuto casi.

Por amor al arte
"Por amor al arte, como un hobby". Así ha investigado durante muchos años Elena García Martín, quien, desde hace año y medio, disfruta de una beca de intensificación que le permite repartir su jornada laboral entre la asistencia y la investigación. "Pero los diez años anteriores lo compaginaba quitándolo de mi vida personal, de mi vida familiar y de mis horas de sueño. Así es como lo hace la mayoría de los médicos".


En algunos países, "el trabajo de investigador se paga aparte o se combina con tu labor médica, asignándote unas horas para cada cosa". En España no es así: "Tienes que trabajar tus cinco jornadas como médico, hacer tu asistencia y, después, si tú quieres, investigas por tu cuenta y sin remuneración". Actualmente, la beca otorgada por el Instituto Carlos III le permite "ir a media jornada al hospital y la otra media jornada me la dejan para investigar". Conseguir una de estas becas "es muy difícil, tienes que ser muy bueno y llevar bastante tiempo en esto".


A lo largo de su carrera ha recibido más galardones, nacionales e internacionales, pero en noviembre pasado fue "la primera vez que recogía un premio en persona pudiendo hablar en público". García Martín aprovechó su momento al recibir el Premio Aragón Investiga a Jóvenes Investigadores para agradecérselo "a todo el equipazo que tenemos en el Servicio de Oftalmología, a la gente que colabora conmigo y también a mi familia, que son los principales damnificados, que están siempre ahí y nunca reciben nada. Sin su apoyo ya me habría rendido". Fue muy especial para ella recibir un premio que, además, "llevaba varios años sin entregas, con lo cual a esta convocatoria ha llegado lo mejor de lo mejor que se ha ido acumulando estos cuatro años. Que me hayan seleccionado es todo un honor".



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