Tercer Milenio
En colaboración con ITA
Ensayo piloto: oxidación química para lavar el suelo
La oxidación química in situ, o ISCO (In Situ Chemical Oxidation), utiliza sustancias químicas denominadas oxidantes (permanganato, persulfato, peróxido de hidrógeno, ozono) para ayudar a convertir los contaminantes nocivos en otros subproductos menos tóxicos. Se denomina in situ porque se lleva a cabo en el lugar, sin tener que excavar el suelo ni extraer agua subterránea por bombeo para la limpieza en superficie.
Para ello, se inyecta un líquido (agente oxidante) en el suelo, que atraviesa su masa y provoca la destrucción química (oxidación) de los contaminantes, convirtiéndolos en compuestos más pequeños y menos peligrosos. Estos se extraen hasta la superficie para ser tratados. Normalmente, los oxidantes se inyectan en el subsuelo por bombeo a través de pozos. Los pozos se instalan a diferentes profundidades en la zona de origen, para llegar a la mayor cantidad posible de contaminación, tanto disuelta como no disuelta. Una vez bombeado el oxidante a los pozos, se difunde en la tierra y las aguas subterráneas circundantes, donde se mezcla y reacciona con los agentes contaminantes.