Tercer Milenio

En colaboración con ITA

¿Por qué fabricar grafeno?

El grafeno es un material compuesto por una única capa de átomos, es decir, pertenece a la familia de los materiales más delgados que se pueden sintetizar, lo que lo hace ultraligero. Además, se ha demostrado que es más resistente que el diamante.

Una muestra de grafeno en el microscopio, material que protagonizará la primera charla del ciclo de conferencias
Una de las muestras de grafeno bajo el microscopio y el haz de luz láser verde utilizado para comprobar la calidad del grafeno
G. N.

El grafeno es un material compuesto por una única capa de átomos, es decir, pertenece a la familia de los materiales más delgados que se pueden sintetizar, lo que lo hace ultraligero. Además, se ha demostrado que es más resistente que el diamante. Pero más importante es el hecho de que, debido a su estructura, los electrones (que se encargan de transportar la corriente eléctrica) se mueven extraordinariamente rápido, como si no tuvieran masa, cosa que no ocurre en ningún otro material. Así, se puede decir que estamos ante el mejor conductor de electricidad conocido hasta la fecha.


Es un material transparente, pero capaz de detectar luz en un amplio rango de frecuencias. Además, su potencial para determinar cambios rápidos en señales eléctricas hace que sea capaz de detectar ondas en altas frecuencias y que pueda albergar grandes cantidades de información.

¿Para qué puede utilizarse?
Las excepcionales propiedades del grafeno hacen que el rango de aplicaciones sea casi inabarcable. Desde pantallas táctiles prácticamente irrompibles pero ajustables a tu muñeca como una pulsera hasta sensores ultrasensibles capaces de detectar el cambio en una determinada atmósfera generado por un único átomo. Estos sensores posibilitarían la detección de cualquier mínima variación que pudiera tener lugar en nuestro organismo, lo que supondría un gran avance en diagnosis médica.


Por otro lado, la capacidad de detección de luz del grafeno se puede aplicar a la fabricación de cámaras de visión nocturna; sus características eléctricas le confieren también un enorme potencial para crear nuevos transistores que permitan incrementar tanto la velocidad de trabajo como la densidad de información en las memorias de nuestros ordenadores.


También puede usarse como membrana desalinizadora de agua, para la limpieza de agua contaminada radioactivamente, para la producción de placas solares flexibles y fáciles de mover. Cabe pensar que todas estas inigualables propiedades, presentes en un mismo material, pueden sentar las bases de una nueva revolución tecnológica, análoga a la que supuso el silicio, que pronto llegará a nuestras vidas.


Ana I. Ballestar Balbás pertenece al  Instituto de Nanociencia de Aragón.

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