Los vehículos autónomos serán, ante todo, seguros y evitarán la inmensa mayoría de los accidentes de circulación, que cada año se cobran más de 1.200.000 vidas en todo el mundo, cerca de 30.000 en Europa y casi 1.700 en España. Una tragedia de magnitud descomunal. En cuanto a eficiencia energética, Volvo estima que la conducción autónoma podría reducir el gasto energético hasta en un 50% en determinadas situaciones de tráfico.

Pero no todo son luces brillantes y esperanzadoras, también hay sombras que tendremos que iluminar entre todos. El Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte y la Fundación Mapfre están a punto de publicar un documento titulado ‘Maximizando el potencial para la seguridad de las conducción automática en Europa’ donde se analizan las oportunidades y barreras de este tipo de circulación. Uno de los principales obstáculos es la aceptación de estas tecnologías por parte de los usuarios, en particular en los casos de quienes reconocen «disfrutar de la conducción» (según un reciente informe de enero de este mismo año elaborado por Fundación Mapfre, el 70% de los conductores indica que «les gusta conducir, lo disfrutan»). La posibilidad de elegir entre conducción automática o manual podría solventar esta situación.

Desde el punto de vista tecnológico, habrá que pensar cómo abordar situaciones como la convivencia entre vehículos automáticos y convencionales. Y ¿qué pasará cuando el conductor de un vehículo manual, o un peatón, confíe en que otro vehículo automático frenará para cederle el paso y evitar una colisión?

¿Qué tipo de nuevos conflictos pueden surgir? En caso de que, tras un largo periodo de tiempo de conducción autónoma, sea necesario que el conductor retome el control de la situación para responder ante una emergencia: ¿será capaz realmente de reaccionar o estará tan distante mentalmente que resultará totalmente inviable?Responsabilidades

En caso de accidente, continuando con los aspectos actualmente en discusión, ¿de quién será la responsabilidad: del conductor, del fabricante del vehículo, el del software…? ¿Cómo deberá ser la ética de los coches-robot cuando tengan que decidir, por ejemplo, entre una colisión trasera por alcance y una colisión lateral en caso de intentar esquivar la primera? ¿Cómo afectarán todos estos aspectos al seguro del automóvil? ¿Qué responsabilidad podrá atribuirse a la infraestructura o a un posible error en los mapas de navegación o límites de velocidad?

Mención especial merecen los nuevos riesgos asociados con la cibernética, sobre todo después de que, en junio del pasado año, dos hackers detuvieran a distancia en Estados Unidos un vehículo Chrysler, lo que provocó que tuvieran que pasar por el taller un millón y medio de vehículos…

Jesús Monclús es doctor ingeniero industrial y director de prevención y seguridad de Fundación Mapfre

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