Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Reto químico. El color de la púrpura imperial

¿Qué tienen en común la Semana Santa, el químico William Perkin y Steven Spielberg? He dicho bien: Spielberg, no Mel Gibson. La culpa de que ahora mismo os devanéis los sesos la tienen unos caracoles marinos que recogían los fenicios hace unos 3.500 años.

¿Qué tienen en común la Semana Santa, el químico William Perkin y Steven Spielberg?
¿Qué tienen en común la Semana Santa, el químico William Perkin y Steven Spielberg?

Un antiguo colorante

Los fenicios extraían de unos caracoles marinos algo muy preciado: un colorante que se conocía en el mundo antiguo como púrpura de Tiro. El color de las prendas tratadas con él no solo no se desvanecía con el uso, sino que incluso se hacía más intenso. Eso sí, para teñir una sola prenda había que usar unos 9.000 caracoles, así que ya os imaginaréis que una prenda púrpura era más cara que un modelito de Carolina Herrera. Por eso, a lo largo de la historia, las prendas púrpuras han estado asociadas a posiciones de poder: reyes, emperadores, obispos, cardenales… Cuando los soldados romanos se quisieron burlar de aquel ‘Rey de los Judíos’, lo vistieron con un manto púrpura y lo coronaron con espinas.

Un color único

Además, el proceso de obtención no era fácil ni agradable. El extracto de las glándulas de caracol se dejaba ‘macerar’ durante un tiempo, expuesto a la luz del sol. El color iba cambiando progresivamente y había que encontrar el momento justo para detener el proceso y obtener el tan preciado púrpura. Según los romanos, ese momento era cuando el extracto adquiría el oscuro color de la sangre seca. Y es que el púrpura no es un color puro, sino una mezcla de tonos rojos y azules, por lo que en distintos lugares y épocas el color púrpura podía ser bastante diferente.

¿Y cuándo aparezco yo?

Hay que viajar en el tiempo, a comienzos del siglo XX. La química había avanzado muchísimo, pero todavía nadie sabía quién era el responsable del color del extracto de caracol. Entonces, un químico alemán, Paul Friedländer, me descubrió y asignó mi estructura. Resulta que soy casi igualita a una prima mía que se extrae de una planta leguminosa. ¡Mucho más fácil y barato! Y debemos de estar predestinadas a teñir ropa, porque a mi prima la usan para teñir vaqueros. Es la moleculica que les da su característico e intenso color azul.

De colores

Curiosamente, aun conociendo mi estructura, los químicos nunca me han producido industrialmente. Resulta que pocos años antes, el joven químico inglés William Perkin descubrió, sin quererlo, el primer colorante artificial que se pudo producir industrialmente de forma barata. ¿Adivináis de qué color era? Bueno, os daré una pista: se le conoció como malveína o ‘púrpura de Perkin’. Era de un bonito color malva… A estas alturas, a los lectores (que no a las lectoras) ya les debe de estar dando vueltas la cabeza: púrpura, morado, carmesí, malva, magenta, fucsia, granate… ¡Socorro!

¿Sabéis ya cuál es mi nombre?

Como este mes es muy fácil, os propongo retos complementarios: ¿Qué nombre propio masculino (porque el femenino corresponde a una enfermedad que se supone padeció el rey Jorge III de Inglaterra) y qué otro de una piedra muy apreciada en la antigüedad (bueno, y ahora, que puede verse en la Sagrada Familia, previo pago) están relacionados con el púrpura?

Participa

Manda tu respuesta y tus datos a milenio@heraldo.es con el asunto Adopta tu molécula. Sortearemos un premio entre los acertantes. Fecha límite: 19 de mayo.

¿Quieres adoptarme?

Para ser una buena madre o un buen padre, tendrás que averiguar sus propiedades, usos y la opinión que la gente tiene de ella. No te preocupes si te parece difícil y una gran responsabilidad; desde el blog ‘Moléculas a reacción’, te ayudaremos y guiaremos en tu adopción.

Fernando Gomollón Bel Químico y divulgador

José Ignacio García Laureiro Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea

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