Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La ciencia de la Champions League

Según estudios científicos, los niveles de testosterona aumentan ante un partido de estas características y también la oxitocina.

Los jugadores del Real Madrid celebran una de sus victorias.
Los jugadores del Real Madrid celebran una de sus victorias.
Efe

¿Qué pasa por el órgano pensante de quienes se enfrentan a una final deportiva como la Champions League de este sábado? La ciencia tiene algunas pistas interesantes.



Para empezar, se ha comprobado que no es un mito que en una competición deportiva masculina los niveles de testosterona aumentan. La hormona masculina por excelencia experimenta un subidón en un partido de fútbol, rugby o baloncesto. Estudios recientes demuestran que esta reacción hormonal es fruto de nuestra evolución como especies cooperativas. De hecho la testosterona aumenta mucho si salimos victoriosos en un partido en el que nos enfrentamos a rivales, pero sus niveles en sangre no varían cuando los oponentes son amigos nuestros. Cuanto más competitivo es el partido, más aumenta esta hormona en la sangre de los jugadores.


Otra de las moléculas clave en los deportes de equipo es la oxitocina u hormona del amor, una molécula que estudios recientes relacionan con el 'espíritu de equipo'. En general, este neuropéptido favorece el altruismo, la cohesión, la cooperación y la motivación social. Y, en el contexto deportivo, fomenta el comportamiento prosocial cuando se juega en equipo, especialmente la expresión y el contagio de emociones positivas -como la felicidad y la confianza-, según un estudio de la Universidad holandesa de Groningen.


Es más, todo apunta a que la oxitocina mejora el rendimiento físico de los deportistas. "En deportes de grupo, cada jugador puede inspirar a otros a hacerlo mejor, a la vez que el equipo puede estimular a que cada jugador tenga un rendimiento óptimo", aseguran los autores. "La capacidad de percibir y entender el estado mental de los demás, favorecida por la oxitocina, es esencial en un equipo en el que trabajar por un objetivo común es la clave", añaden.


Si antes de salir al campo los jugadores apretaran durante un rato una pelota de goma en la mano izquierda -la derecha si son zurdos- su rendimiento mejoraría. Sobre todo si, como en este caso, se enfrentan a una competición en la que se sienten muy presionados. Así lo demostraron científicos alemanes en un estudio dado a conocer en 'Journal of Experimental Psychology: General'. Con esta sencilla práctica consiguieron que 30 jugadores semi-profesionales mejoraran el número de goles en los penaltis. Los investigadores lo atribuyen a que, bajo presión, los jugadores pueden centrarse demasiado en analizar sus propios movimientos en lugar de confiar en las habilidades motoras adquiridas en años de práctica. "Si piensan demasiado, la concentración y el rendimiento en las habilidades motoras se merman; aunque parezca contraintuitivo, pensar en mantener el equilibrio nos hace desequilibrarnos, como les pasó a unos gimnastas en las Olimpiadas de Londres", aclara Juergen Beckmann, responsable de la investigación.


Apretar un objeto blando con la mano izquierda activaría el hemisferio derecho, que es el que se asocia con un mayor rendimiento en comportamientos automatizados, como los que han interiorizado los atletas en sus entrenamientos. Y los deportistas dejan de 'rumiar'.


Una vez que concluye la competición, ganar o perder sí importa. Al menos en lo que a niveles de agresividad se refiere, según un estudio de la Universidad Estatal de Ohio (EE. UU.). Brad Bushman y sus colegas demostraron que los ganadores se comportan de manera más violenta contra los perdedores, mientras que estos últimos conservan mejor la calma. "Es más habitual que los perdedores sean agredidos que verlos comportarse como agresores", asegura Bushman.


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