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Niños, palmas, carracas y pétalos animan las calles de Zaragoza

Las procesiones y vía crucis del Domingo de Ramos congregan a miles de personas por el centro.

Los niños fueron los protagonistas del Domingo de Ramos. Los cofrades de la Entrada de Jesús en Jerusalén salieron de San Cayetano en la procesión de las Palmas.
Niños, palmas, carracas y pétalos animan las calles de Zaragoza
ÓLIVER DUCH

La capital respira el ambiente de la Semana Santa, un sentimiento que se contagia a los ciudadanos. Miles de ellos salieron ayer a las calles para contemplar los recorridos procesionales del Domingo de Ramos en una jornada en la que la ilusión de los niños, con sus palmas repletas de dulces, se mezcló con aplausos de admiración al ver los pasos y muestras de fervor, como la lluvia de pétalos en el Coso Bajo.

 

Cada acto fue multitudinario, en lo que influyó mucho el buen tiempo. Al mediodía había gran expectación en la plaza del Justicia y alrededores con motivo de la procesión de las Palmas, la primera de la celebración religiosa de este 2011, sin contar la del pregón del sábado. Detrás del cordón de seguridad tomaron posición familias enteras. Los padres no soltaban las cámaras de fotos o de vídeo, y sus hijos, sentados en el suelo, movían las palmas mientras comían chocolates.

 

Las puertas de San Cayetano se abrieron e irrumpieron, en riguroso orden, 845 miembros de la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Sonaron los tambores, bombos y las carracas, su instrumento más distintivo al ser la única de la ciudad que lo utiliza. Los niños llevaban de cuatro puntas y los mayores, de seis. La emoción llegó con el paso de la Entrada, que muestra una imagen de Jesús montado en una burrita y rodeado de apóstoles. En su camino de unas tres horas por el Casco Histórico participó el Cristo Crucificado de Fuentes de Ebro, con la que están hermanados, y representantes de otras cofradías zaragozanas. La calantina, un toque de tambores, puso punto final a la procesión de las Palmas, de nuevo en Santa Isabel de Portugal.

 

Por la tarde, el Coso Bajo se llenó de gente para observar la estación de penitencia de la Humildad, hermandad que cada año gana más protagonismo por conjugar el aire de la Pasión andaluza y la identidad cultural zaragozana. Procesionaron 300 personas, incluyendo un centenar de costaleros (se iban turnando durante su peregrinaje, de cinco horas y media). El público que abarrotó la calle del Doctor Palomar, por la que lanzaron lluvias de pétalos desde los balcones, ovacionó a los costaleros cuando sacaron del convento de Santa Mónica los pasos de Jesús de la Humildad entregado por el Sanedrín y de María Santísima del Dulce Nombre (ambos de estilo barroco sevillano). La cofradía, secundada por la banda Padre Nuestro de Palencia y la Unión Musical de Villanueva de Gállego, realizó un acto de salutación a la Piedad en San Nicolás y fue recibida por el arzobispo, Manuel Ureña, y el Cabildo en La Seo.

 

La Coronación de Espinas y la Humillación realizaron sendos vía crucis (la primera, en el barrio de San Gregorio, y la segunda partió de San Felipe); la procesión del Dolor de la Madre de Dios corrió a cargo del Prendimiento del Señor y Jesús Nazareno hizo la procesión del Nazareno desde la parroquia de San Miguel. Además, el Señor Atado a la Columna efectuó la procesión del Traslado y el Silencio y la congregación de Esclavas caminaron por San Pablo para su vía crucis parroquial. Hoy, Lunes Santo, participan cinco cofradías.