Las puertas de la Iglesia de Santa Isabel (vulgo San Cayetano) se abrieron ayer para dejar entrar a los ciudadanos por primera vez desde hace 47 años en Sábado Santo. Alrededor de 8.000 personas visitaron la iglesia para venerar al Cristo de la Cama y observar los pasos que han procesionado estos días y que no lo harán ya hasta la próxima Semana Santa.

Desde primera hora de la mañana, decenas de feligreses hacían fila en la plaza del Justicia para ver al Cristo. «Venimos por devoción y porque es una figura muy antigua», afirmó Elena Pellicer mientras esperaba su turno.

En el interior, el Cristo estaba colocado cerca del altar, por donde los visitantes pasaban a besarle los pies o, simplemente, a mirarlo y rozarlo con los dedos. Dos guardias romanos flanqueaban la figura, que data aproximadamente del siglo XVI y presenta las huellas de bayoneta y de una bala que impactaron en ella en su traslado al Pilar durante los asedios de los Sitios.

Las cofradías de Zaragoza también rindieron honores al Cristo. Unas leyeron pasajes y poemas, otras acudieron con un coro, y en el caso de la cofradía de Jesús Camino del Calvario, el piquete de honor hizo sonar sus instrumentos en el interior del templo. «Cada veinte minutos entra una cofradía a adorar, como quiera, al Cristo», explicó Ernesto Millán, hermano mayor de la Muy Ilustre Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Además de la novedad de poder venerar al Cristo de la Cama, los zaragozanos pudieron disfrutar ayer de la procesión de la Congregación de Esclavas de María Santísima de los Dolores, que recorrió por la mañana el centro de la ciudad. Por la noche, salió la Real Hermandad de Cristo Resucitado, que protagonizará hoy la última procesión de la Semana Santa (a las 10.45 desde el colegio de San Agustín).