Una Semana Santa a escala

Apenas miden cinco centímetros, pero no les falta ni el más mínimo detalle: su estandarte al frente, los cordones que sujetan sus trajes de cofrade, o las flores que adornan la peana del paso. La cofradía oscense del Santo Cristo de los Gitanos cuenta desde esta Semana Santa con una fiel reproducción a escala, obra de uno de sus miembros, Estanislao Gómez, aficionado a la pintura de miniaturas.

“Me pareció un bonito regalo para celebrar el décimo aniversario de la constitución oficial de la cofradía”, explica Gómez, que también quiso devolver así la buena acogida que le dieron en la agrupación a su llegada, hace poco más de un año.

En su caso, junto a otros 23 cofrades, porta con esfuerzo y mucha devoción la peana sobre la que luce el Jesús Atado y que recorre las calles de la capital oscense en la noche del domingo de Ramos y junto al resto de pasos en la procesión del Viernes Santo. “Existe la falsa creencia de que solo se puede entrar a formar parte de esta cofradía si perteneces a la comunidad gitana de la ciudad, pero la realidad es que está abierta a todo el mundo, y el trato no puede ser mejor”, añade un agradecido Estanislao Gómez.

Durante más de dos meses ha dedicado su tiempo libre a preparar este diorama artesanal. Primero en la elaboración de cada una de las figuras, a base de ‘sculpey’, una arcilla moldeable a la que dio forma para que no faltara ni un elemento en la comitiva, incluidos cofrades, la imagen e incluso el sacerdote. “Cogí varias fotos de la procesión del año anterior, además de fijarme en los detalles en estos días de preparación de la peana”, explica Estanislao, que después pintó con colores cada una de las piezas diseñadas.

Un minucioso trabajo que ahora puede verse en la Oficina de Turismo de Huesca, para que puedan conocerla los visitantes que estos días han recorrido las calles de la ciudad. Después, todavía no está decidido el destino de la figura. “Supongo que lo mostraremos en la sede de la cofradía”, vaticina su autor.

Gómez se dedica a la pintura de miniaturas desde hace unos años, cuando encontró en el trabajo manual a tan pequeña escala una manera de relajación para su nervioso carácter. “Pinto todo tipo de figuras. Hay gente que se dedica a las del juego de Warhammer, pero yo voy variando”, dice el joven, que también cumple con algunos encargos, aunque destaca que no hay ánimo de lucro en su afición, solo la de poder relajarse y a la vez hacer regalos tan personalizados y sorprendentes como el que ha hecho a su cofradía.