Gadir Fadhil, óptica: "La salud en África es un gran reto; ir allí, una experiencia que volvería a repetir"

Esta joven afincada en Canarias contactó con la Fundación de médicos aragoneses Ilumináfrica a través de Facebook. De la mano de la asociación, viajó a Camerún para contribuir a la formación de otro sanitario camerunés y ayudar a valorar a pacientes con problemas visuales.

La óptica canaria Gadir Fadhil durante su voluntariado en Camerún (África), de la mano de la Fundación Ilumináfrica.
La óptica canaria Gadir Fadhil durante su voluntariado en Camerún (África), de la mano de la Fundación Ilumináfrica.
G. F.

Para Gadir Fadhil, una óptica canaria que ha estado de voluntariado en África, el mejor regalo que se trae de Camerún es el "el poder de una sonrisa" y un inesperado "potencial para soñar despierta".

"Agradezco a Ilumináfrica por haberme dado la oportunidad de vivir esta experiencia única como óptico-optometrista y como persona", confiesa una vez de vuelta.

Gadir, de 39 años, supo a través de Facebook del trabajo que realiza en el continente africano esta fundación de médicos aragoneses, y no se lo pensó dos veces. Envió su currículum y, al poco tiempo, los responsables de esta oenegé contactaron con ella para ir a Camerún. "Tuve dos semanas para prepararlo todo: visado, vacunas, etc., y así empecé mi voluntariado. Mi misión allí era continuar con la formación del compañero camerunés que está en la óptica, Dominique, aportando conocimientos y técnicas para valorar a los pacientes con problemas visuales", detalla.

Antes que ella, por el Hospital de Kribi, donde estuvo de cooperante, pasaron otros cuatro ópticos voluntarios. El último que estuvo allí, José Manuel, consiguió contactar con un proveedor de lentes oftalmológicas en Douala, y eso permitió que los pacientes con problemas refractivos de visión pudieran disponer de gafas en un plazo de entre una y dos semanas. "Antes los cristales los traían directamente de España y tardaban un siglo... El hecho de conseguir a dicho proveedor facilitó mucho las cosas en el hospital. Recuerdo que al llegar muchos pacientes tenían la creencia de que había un colirio mágico que limpiaba el ojo de males, y no querían usar gafas...", comenta extrañada.

Durante sus dos primeras semanas como voluntaria en Camerún, Gadir estuvo acompañada por un equipo de oftalmólogos que coordinaban una campaña de cirugía de cataratas. "En total vimos a 184 personas de las cuales operamos a unos 30", señala.

Gadir afirma haber estado rodeada por un equipo de grandes profesionales (y grandes personas) -recalca- que, a pesar de los inconvenientes de no tener un quirófano preparado con toda la maquinaria o enfermeros especializados en Oftalmología, aportaban su "granito de arena" todos los días para devolver la visión a aquellos pacientes que necesitaban ayuda para "recuperar su propia autonomía y dejar de sentirse como un lastre" para su propia tribu.

"Han sido unos meses intensos, un viaje donde he conocido a unas gentes maravillosas, tanto locales como voluntarios, donde me he conocido a mí misma, donde descubrí qué emociones me bloquean, el por qué nos comportamos como nos comportamos, que se puede vivir de otra manera... Fue una experiencia muy enriquecedora que volvería a repetir, ya sea en Camerún o en cualquier otro lugar del planeta. A veces pienso que la he soñado, pues allí me sentí en paz conmigo misma", confiesa.

Camerún y el potencial de "soñar despierta"

A Gadir le gustaría volver. No solo por ayudar a la población africana, también por todas esas sensaciones que experimentó en primera persona durante su estancia.

"Me encantaba volver a casa caminando después del trabajo. Disfrutaba viendo paisajes, apreciando la belleza de las pequeñas cosas, los destellos luminosos de la vida cotidiana: cruzarme con un ganado de Cebú, ver cómo me sonríen los niños, saludar a todos aquellos que me saludan", relata.

Allí -dice- había tiempo, tiempo para sentarse en cualquier lugar y ver la lluvia, tiempo para sentir que había tiempo.

El Hospital de Kribi

El Hospital de Kribi, donde ella estuvo, es un centro de referencia para su pueblo. Está algo "consolidado" en cuanto a servicios, pero a juicio de Gadir necesita más apoyo en la gestión hospitalaria para complementar su desarrollo y consolidar los servicios ya existentes. "Lo ideal sería que sus pacientes puedan recibir una atención sanitaria de calidad y asequible; que sea un hospital capaz de cubrir las amplias necesidades sanitarias de la zona", manifiesta.

En Camerún la sanidad no es gratuita, y en comparación con el salario percibido, esta sanitaria asegura que es "cara", pues afronta un doble problema: la corrupción del propio país, que hace que muchos pacientes -por falta de medios- fallezcan.

"La salud en África es un gran reto... Hay que facilitar el acceso al agua potable, la electricidad, mejorar los hábitos higiénicos-sanitarios que dan pie a un alto índice de enfermedades", añade. Ir allí, sin embargo, es para esta voluntaria una experiencia "gratificante" que sin duda volvería a repetir. 

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- Participa en el IV Concurso de Microrrelatos solidarios Ilumináfrica.

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