La zanahoria es una hortaliza sabrosa que se presta a un sinfín de preparaciones en la cocina. Pero lo cierto es que no a todo el mundo gusta, sobre todo si el plato en cuestión se pone delante de los más pequeños de la casa. Para evitar dramas en la mesa, y basándose en una extendida creencia popular, padres y abuelos han repetido sin descanso que las zanahorias son muy buenas para la vista, que ayudan a agudizarla y, también, a prevenir algunos problemas oculares que van de una simple miopía hasta la ceguera. Pero, ¿qué hay de cierto en estas afirmaciones?

Es cierto que estas hortalizas naranjas son muy ricas en betacartenos, unos potentes reparadores de las células dañadas por el paso del tiempo, la contaminación ambiental e incluso los malos hábitos, que previenen su envejecimiento prematuro. Esta sustancia no repercute directamente en la vista, pero sí ayuda a fortalecer la retina y a prevenir las cataratas. Y es que los betacarotenos están compuestos por dos moléculas de vitamina A que, según la OMS, su deficiencia es la causa más importante de ceguera infantil en los países en desarrollo.

Claro que, no hay que olvidar que solo se necesita una pequeña cantidad de vitamina A para una buena salud ocular, ya que al ser una vitamina liposoluble, si hay excesos no se elimina y se acumula en el tejido graso, por ejemplo. Por tanto, aunque se tome más cantidad la vista no va a mejorar exponencialmente.

Pero la vista no es lo único que ayuda a fortalecer. La zanahoria también favorece el crecimiento de pelo y uñas, combate el estreñimiento gracias a su alto contenido en fibra, ayuda a estimular el apetito, es diurética y ayuda a eliminar los cálculos renales, pues contiene mucha agua.

Y el mito de la zanahoria y la vista, ¿de dónde viene?

Aunque es cierto que la zanahoria ayuda a la salud ocular, no otorga mejor vista a quien la consume con frecuencia. Generaciones y generaciones de padres nos han intentado convencer de este mito, pero, ¿dónde comenzó esta historia? Durante la II Guerra Mundial, las fuerzas aéreas británicas, en pos de ocultar al enemigo alemán el radar mejorado que utilizaban para adelantarse a sus movimientos y derribar sus bombarderos, contaron que la agudeza visual de sus soldados se debía al exceso de zanahorias que estos consumían durante la cena.

Ir al suplemento de salud