Investigadores medioambientales han presentado este martes el proyecto 'Bosques sanos para una sociedad saludable', que estudiará los mecanismos químicos y fisiológicos por los que el bosque puede actuar de forma directa en la salud de las personas.

El estudio, efectuado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB) y el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), se basa en investigaciones ya existentes a muy pequeña escala en Japón, que sugieren que el contacto directo con el bosque puede contribuir a la salud de las personas.

El director corporativo de Investigación y Estrategia de la Fundación Bancaria "la Caixa" -que colabora en el proyecto-, Àngel Font, ha explicado que la investigación se basa en analizar este impacto que los componentes de los árboles podrían tener en la salud humana, y en conocer cuáles serán los espacios más saludables en un futuro próximo y cómo evolucionaran.

El ICTA-UAB es el encargado de llevar a cabo la primera línea de investigación, que ya se ha iniciado con una recogida de muestras de aire de los cinco tipos de bosque existentes en el Montseny (Barcelona) -escenario escogido por su gran diversidad extrapolable a la mayoría de bosques europeos-, que servirán para analizar las sustancias químicas que emiten las plantas.

El profesor e investigador del centro, Martí Boada, ha asegurado que, a día de hoy, "hay una falta de experimentación y de datos fiables a nivel mundial en este campo, ya que, hasta ahora, no se le había prestado atención debido a su complejidad".

Sin embargo, ha añadido que Hipócrates, padre de la medicina, ya predijo en su tratado que "para hacer un buen diagnostico de un paciente, antes de mirar el cuerpo, hay que mirar dónde vive".

La investigación, que nace a raíz de una demanda por saber qué hay de cierto en esta expectativa milenaria, tendrá una segunda fase de actuación, durante 2018, que se basará en estudiar las interacciones que el microbioma forestal, ya caracterizado durante la primera fase, tiene en el microbioma humano.

El encargado del proyecto, Albert Bach, ha señalado que se trata de ver "qué medicinas produce el bosque", es decir, cómo asimila el cuerpo las sustancias emitidas por los árboles, con el fin de ver si, por ejemplo, aumentan la generación de células anticancerígenas.

La segunda línea de investigación la lidera el CREAF, que se ocupará de analizar la salud de los bosques con el fin de crear modelos matemáticos que permitan saber cuáles serán los entornos más saludables a lo largo de los años, teniendo en cuenta las variaciones que produce y producirá el cambio climático.

El investigador dl CREAF Jordi Vayreda ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para llevar a cabo esta parte a través de la web www.alertaforestal.com, donde los usuarios de los bosques de toda Cataluña que vean alguna zona afectada por procesionaria, sequía o ráfagas de viento pueden crear una alerta enviando una fotografía del lugar o imágenes tomadas con drones.

Con esta información, el CREAF prevé empezar a generar modelos matemáticos en un año para predecir cuáles serán los espacios más saludables en un futuro cercano.

Bach ha concluido la presentación asegurando que, pese a que por ahora ICTA-UAB y CREAF trabajan en líneas diferenciadas, pronto confluirán para integrar los dos proyectos y poder caracterizar los bosques para planificar itinerarios saludables y saber, a ciencia cierta, "lo que le ocurre a cualquier persona cuando interactúa con los compuestos que emiten las plantas presentes en nuestros bosques".

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