"El cáncer es como una montaña rusa en la que no hay que dejar de luchar"

A Lourdes Andreu, de 60, e Isabel Rodes, de 58, les unen muchas cosas. Las dos han superado un cáncer de mama y hoy se dedican, junto a otras voluntarias de Amac-gema, a ayudar a otras mujeres a llevar mejor la enfermedad.

Lourdes Andreu, de 58 años, e Isabel Rodes, de 60, en la sede de la asociación aragonesa de cáncer genital y de mama Amac-gema.
Lourdes Andreu, de 58 años, e Isabel Rodes, de 60, en la sede de la asociación aragonesa de cáncer genital y de mama Amac-gema.
P. Berné

"Nosotras no somos médicos, pero contribuimos a que una misma se cure el alma". Así describen Lourdes Andreu Isabel Rodes la labor que desde hace más de 20 años realiza en Aragón la asociación de cáncer genital y de mama Amac-Gema, en la que ambas ocupan cargos de relevancia.

Lourdes es la presidenta e Isabel la secretaria. Las dos han superado un cáncer de mama y hoy, de la mano de otras voluntarias testimoniales, se dedican a ayudar a otras mujeres que están pasando por lo mismo que vivieron ambas. "Yo estaba en tratamiento cuando llegue aquí. Estar con otras mujeres me fortaleció mucho, aprendí a llevar la enfermedad. Se me quitó la rabia y comprendí que no tenía la culpa de estar enferma, que era una más a la que le había tocado luchar", confiesa Andreu. Tenía 38 años cuando le diagnosticaron el tumor, un hijo de siete y una hija de 12. Era un 31 de diciembre -recuerda-. Y ese mismo día, durante la cena, prefirió callar y no pensar en ese 'okupa' al que ni siquiera se atrevía a llamar cáncer. Por contra, se fundió en un abrazo con su marido después de las uvas y ambos decidieron mirar para adelante. Ese día tocaba celebrar. "El diagnóstico es una noticia que te paraliza, pero luego vas reaccionando, y durante todo el proceso el cáncer es como una montaña rusa en la que no hay que dejar de luchar. Las cosas materiales es una cosa que he dejado de apreciar desde que viví el cáncer", resume Lourdes al hacer balance.

Isabel, de 58, coincide con ella en que pasar la enfermedad te cambia el esquema de la vida y hace que uno deje de aferrarse a cosas que no tienen valor alguno. "La familia, los hijos, el decir 'te quiero', los abrazos, eso ya es fundamental en la vida de una persona que ha sentido que mañana tal vez no pueda estar aquí. En mi caso el cáncer me ha servido también para afrontar la muerte de otra manera. Ahora cada vez que me acuesto lo hago tranquila y feliz por la vida que he tenido, y así se lo digo siempre a los míos", afirma orgullosa Isabel, quien recibió ocho meses de quimioterapia y ha estado ocho años con medicación.

En esta lucha, ella también tiene una fecha grabada a fuego en el calendario: el 7 de julio de 2009, cuando la operaron. "Al principio no me podía mirar en el espejo. Llevaba una 105 de sujetador y después de la masectomía, me ponía un camisón y me veía medio cuerpo. A los tres años, cuando fui a reclamar, estaba con mucha rabia. Recuerdo que le dije al doctor: oiga, y si a usted le quitaran sus órganos masculinos, '¿cómo se sentiría?', '¿qué sentimiento tendría?'. Es cierto que estás curada, pero te falta algo", relata Isabel, quien se sometió en 2012 en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza a una cirugía plástica de reconstrucción de la mama. Ahora, en la cicatriz que recorre sus pechos, lleva el tatuaje de una enredadera de flores y un lazo rosa; un homenaje a todas aquellas que han luchado en este proceso. En verano cuenta que sigue haciendo 'topless' y que no le importa ya "lo más mínimo" enseñar sus cicatrices. Son la muestra de que ella, como otras tantas mujeres, le han ganado la batalla a la enfermedad. Y ese es el mensaje que con su testimonio quieren dar.

"El cáncer no te puede paralizar, no puedes dejar que te cambie. La enfermedad es un punto y seguido en la vida que te obliga a parar para recuperarte, pero cuando se supera hay que coger esa línea recta que es la vida y seguir hacia adelante, nunca mirar hacia atrás. Nos tenemos que fijar en el alto porcentaje de supervivientes que hay. Siempre hablamos de las cifras de incidencia del cáncer, pero nunca hablamos de las cifras de curación o de la cronicidad de la enfermedad. Vamos a quedarnos con ese mensaje de que el cáncer se puede vencer y de que con el cáncer se puede vivir. Lo principal es cogerlo a tiempo", subrayan ellas.

"El cáncer es como una montaña rusa en la que no hay que dejar de luchar"


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