¿Por qué mentimos?

La mentira es uno de nuestros grandes enemigos, tanto porque puede que sea un acto más recurrente de lo que uno quiere o porque es víctima de ella en numerosas ocasiones.

Las mentiras tienen su explicación científica.
Las mentiras tienen su explicación científica.
Freepik.com/Tirachard

Las hay piadosas, con las piernas muy cortas o grandes como un piano. Las mentiras son un acto que a pocos gustan, y que más allá de la personalidad de cada uno, tienen su explicación en la ciencia. “Aunque no lo creamos, estas actuaciones tan poco éticas tienen una causa y puede tener una solución, si llegamos a saber controlarlo, ya que normalmente mentimos a causa de los niveles y la combinación de dos hormonas de nuestro cuerpo” afirma David Gómez, coach de la Asociación Española de Coaching (Asesco).

Se trata del cortisol (la hormona que se genera cuando sentimos estrés) y la testosterona, “que en altos niveles hace que te atrevas a hacer más cosas”, explica Gómez. Así lo demuestra un estudio realizado en la Universidad de Harvard, en el que juntaron a varios estudiantes para realizar un examen, evaluando los niveles de ambas hormonas antes y después de la prueba: descubrieron que los alumnos que habían sido más laxos, son los que habían tenido más altos sus niveles de estas hormonas previa realización del examen. En su posterior autoevaluación, sus niveles habían bajado de forma importante.

"Estos comportamientos son muy comunes en la vida real y diaria y este estudio es un gran ejemplo: si yo tengo miedo a suspender un examen, pero a la vez tengo altos niveles de testosterona que hacen que tenga menos miedo al posible castigo a que me pillen, voy a copiar, porque prefiero copiar y que me pillen a seguir sufriendo porque a lo mejor no llevo bien el examen", detalla el experto en coaching.

Al experimentar esta sensación de atrevimiento causada por la testosterona, el exceso de cortisol justifica el acto de hacerlo (para reducir ese estrés "si copio y no me pillan, me siento genial"), fomentando así un comportamiento nada ético.

¿Se puede controlar la mentira?

Este experto en coaching apunta que es posible reducir los niveles de cortisol, para que la combinación con el exceso de testosterona no nos haga mentir con más frecuencia de lo habitual. "Para bajarlo es necesario realizar actividades que nos quiten el estrés, como la práctica de yoga, meditación o entrenando la mente con programas y herramientas de enfoque mental. Esto hará que poco a poco el  estrés se reduzca, y, por tanto, la necesidad de mentir", aconseja Gómez. "También podemos trabajar la testosterona de manera positiva, ya que esta hormona fomenta la autoestima y hace que te sientas más poderoso. Esa energía la podemos canalizar para ayudar a los demás", añade.

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