Las enfermedades cardiovasculares, consideradas las más mortíferas a nivel global, causan 17,5 millones de fallecimientos al año -un 31% de las defunciones mundiales- y se prevé que alcancen los 23 millones en 2030. Una de cada 10 personas entre los 30 y los 70 años muere actualmente por esta causa, según un informe elaborado por Seguros Mapfre. Para concienciar sobre la importancia de cuidar este órgano vital, este viernes se celebra el Día Mundial del Corazón.

Las afecciones cardiovasculares se producen por lesiones causadas por daños en vasos sanguíneos, que pueden provocar fallos en riñones, cerebro y corazón. Si sufre un infarto de miocardio, también conocido como 'ataque cardíaco' o 'ataque al corazón', los síntomas experimentados son el dolor u hormigueo en los brazos, sensación de presión en el tórax, sudor frío, mareos o naúseas, pérdida del conocimiento, debilidad o fatiga o dificultad para respirar. En caso de sufrir alguna de estas dolencias, es muy importante avisar y acudir inmediatamente a un centro de urgencias. 

Durante un infarto, las arterias coronarias -aquellas que se encargan de transportar la sangre al corazón- se obstruyen, por lo que el corazón se queda sin riego sanguíneo. Según los expertos, lo primero que debe hacerse es colocar a la víctima en una posición en la que se encuentre cómoda para, después, llamar al 112.

Si la persona se encuentra consciente, uno de los datos relevantes que debe aportar es si ya ha sufrido estos síntomas alguna vez. En caso afirmativo, y si lleva consigo su propia medicación, deberá tomársela. Si no dispone de ella, también puede dispensársele media aspirina.

Controlar los signos vitales de la víctima y aflojarle las prendas de vestir son otros de los pasos a seguir mientras se espera al servicio de emergencias. Si el paciente respira, la mejor posición para colocarle es la lateral de seguridad. Si la víctima no respira, hay que iniciar la reanimación cardiopulmonar.

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