Jugar al fútbol estimula el desarrollo óseo en la adolescencia

Científicos del Reino Unido, autores de un estudio que publica la revista 'Journal of Bone & Mineral Research', aseguran que esta es un periodo clave que influye en el riesgo de fracturas u osteoporosis más adelante.

Un joven jugando al fútbol.
Jugar al fútbol estimula el desarrollo óseo en la adolescencia
Pixabay

Científicos de la Universidad de Exeter (Reino Unido) aseguran que jugar al fútbol puede ayudar a estimular el desarrollo óseo durante la adolescencia, según los resultados de un estudio en el que se comparó los beneficios para los huesos de éste y otros deportes como la natación o el ciclismo.

La adolescencia es un período clave para el desarrollo óseo, según los autores de este trabajo que publica la revista 'Journal of Bone & Mineral Research', y de hecho influye en el riesgo de fracturas u osteoporosis más adelante.

Y aunque la natación y el ciclismo han demostrado aportar beneficios para la salud, consideran que a partir de estos resultados se "plantea una pregunta" sobre si son buenos para el desarrollo óseo dado que el entrenamiento no conlleva cargas de peso o deberían optar por otras pautas de entrenamiento.

"Nuestra investigación muestra que es mejor jugar al fútbol", ha defendido Dimitris Vlachopoulos, primer autor del estudio, que añade que a raíz de estos resultados "es también razonable pensar que otros ejercicios de peso y similar intensidad como el tenis, el bádminton, el baloncesto o el balonmano tendrán efectos similares".

En su investigación, incluyeron a un total de 116 jóvenes deportistas de 12 a 24 años en los que se midieron diferentes indicadores, entre ellos su densidad mineral ósea (DMO) en la parte inferior de la columna y en el cuello femoral (parte superior de la pierna), ya que ambos sitios son clave para las fracturas y la osteoporosis.

Tras un año de entrenamientos específicos, los resultados mostraron que los jóvenes que jugaban al fútbol tenían una mayor DMO que nadadores y ciclistas. En concreto, tenían una DMO un 7 por ciento más alta que los ciclistas en la zona lumbar de la columba y un 5% mayor en el cuello femoral.

"Los deportes que estudiamos son los tres más populares en Reino Unido, y es importante saber qué efectos tienen sobre la salud ósea", ha añadido Luis Gracia-Marco, también investigador principal del estudio.

Todos los deportistas del estudio competían al máximo nivel, mientras que el grupo control con el que también se compararon los datos eran físicamente activos pero no hacían deporte con regularidad.

"Ahora tenemos que ver cómo contrarrestar la falta de estímulo del crecimiento óseo causado por el ciclismo y la natación, posiblemente alentando a los nadadores y ciclistas a añadir ejercicio de peso en su entrenamiento", han concluido.

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