Lo que esconden los famosos 'superalimentos'

Se supone que poseen propiedades casi ‘milagrosas’ para la salud, aunque los expertos advierten que se trata de una estrategia publicitaria.

Reducir antojos o dar sensación de saciedad, ejemplos de las suspuestas propiedades de las semillas de chía.
Reducir antojos o dar sensación de saciedad, ejemplos de las suspuestas propiedades de las semillas de chía.
Pixabay

Cuidar la nutrición es una tendencia al alza hoy en día, sobre todo, cuando existe un gran interés por los alimentos poco procesados. Cada vez es más frecuente oír hablar de los conocidos como ‘superalimentos’ que, se presupone, se caracterizan por sus propiedades beneficiosas para la salud.

En su mayoría se trata de alimentos exóticos y hacen las delicias de 'influencers' y 'bloggers' en internet. Muchas cuentas de Instagram muestran al mundo cómo hacer un saludable desayuno a base de yogur desnatado, con frutos del bosque espolvoreados con semillas de chía.

Sin embargo, esta estampa, lejos de ser un ‘regalo divino’ de la naturaleza, no es otra cosa que una estrategia de márquetin aplicada a los alimentos. “En teoría son alimentos que poseen pretendidos beneficios extra para la salud pero, en realidad, es un término que no existe ni en los diccionarios, ni en la legislación”, advierte Eduardo Baladia, director del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética (CAEC-FEDN).

La fama los acompaña, pero no cuentan con investigaciones científicas que corroboren sus supuestas propiedades. Es por ello que muchos dietistas y nutricionistas se encargan de desmitificarlos. El pensamiento mágico, el interés por una alimentación saludable y las tecnologías de la información pueden ser, según el director del CAEC-FEDN, “algunos de los factores que hacen que estos pretendidos ‘superalimentos’ sean tan populares”.

Entonces, ¿qué se debería comer? La base de una alimentación saludable está en el consumo, principalmente, de frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos, cereales integrales y aceites vegetales. En menor medida, pescados, huevos y carnes magras. Y, por último, hay que limitar el consumo de productos como bollería o bebidas azucaradas.

Al final es una cuestión de elección, de cómo se combinen los alimentos con ejercicio físico y unos hábitos de vida saludables. “No existe ningún alimento que nos proporcione la salud, sino que existen elecciones alimentarias que nos permitirán conservar mejor o peor la salud que ya poseemos”, concluye Eduardo Baladia.