La apnea del sueño provoca alteraciones en el metabolismo

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica apunta que esta enfermedad es un problema de salud pública que requiere una inversión mayor para su investigación.

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La apnea del sueño se caracteriza por una obstrucción intermitente y repetitiva de la vía aérea superior.
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La apnea del sueño puede conllevar disfunciones en el organismo, es un factor de riesgo cardiometabólico tanto para niños como para adultos y puede generar, entre otras cosas, colesterol, infiltración de sustancias lipídicas en las paredes de las arterias o disfunción hepática.

Lo advierte en una nota la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) que recuerda que en España existen entre cinco y siete millones de personas que sufren apnea de sueño de las que entre 1,2 y 2,1 millones la tienen de forma "relevante" y, por tanto, deben recibir tratamiento.

Estos datos, aseveran, la convierten en un importante problema de salud pública.

La apnea se caracteriza por una obstrucción intermitente y repetitiva de la vía aérea superior, que limita el paso del aire hacia los pulmones durante el sueño.

"Una mejor comprensión de los mecanismos por los que la apnea influye en la disfunción metabólica podría mejorar los tratamientos y sus resultados", asegura la neumóloga y miembro del Área de Sueño de SEPAR, María Luz Alonso Álvarez.

Hasta ahora se sabe que la apnea del sueño cambia las preferencias alimentarias hacia un mayor consumo de grasas e hidratos de carbono y reduce la saciedad.

Y que uno de los principales factores de riesgo de la apnea del sueño es la obesidad, añaden los expertos, que estiman que entre el 60 y el 70 por ciento de las personas que la sufren son obesas.

"Otro factor de riesgo es la edad", explica Alonso, "y el mayor impacto se concentra en las edades medias de la vida". Además, hay diferencias en cuanto al sexo, siendo hasta tres veces mayor la prevalencia en hombres que en mujeres.

En cuanto a la presencia de esta enfermedad en los niños, desde la SEPAR reconocen que se ha convertido en "un importante problema de salud pública" tanto por su prevalencia "relativamente alta" como por el mayor riesgo de déficit cognitivos y de comportamiento asociados con esta enfermedad que presentan los menores.

Existe también evidencia de afectación cardiovascular, hipertensión sistémica y pulmonar, alteraciones en la geometría y la contractilidad del ventrículo izquierdo, junto con un mayor riesgo de alteraciones metabólicas como la resistencia a la insulina y dislipidemias, enuresis nocturna y somnolencia diurna.

"Parece -señala- que la presencia de morbilidades que hasta ahora se han asociado con la apnea obstructiva del sueño en niños ilustra las interacciones complejas entre las vías biológicas activadas por la presencia de la enfermedad (por ejemplo inflamación, estrés oxidativo), factores ambientales (como dieta, actividad, contaminación) y determinantes genéticos".

Ante estos datos, la SEPAR pide más inversión en estudios prospectivos dirigidos a validar e implementar biomarcadores que detecten con fiabilidad las poblaciones pediátricas en riesgo.

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