Mitos y excusas que debes vencer para dejar de fumar

Nuria Pérez, psicóloga de la AECC en Zaragoza, detalla cómo trabajar la motivación para dejar de fumar.

En España, el 95% de los casos de EPOC los produce el tabaco
El tabaco es el principal factor de riesgo en el desarrollo de cáncer oral.
RC

Valorar el nivel de motivación de la persona -si verdaderamente está dispuesta a dejar de fumar- es uno de los requisitos fundamentales que se plantean los psicólogos a la hora de ayudar a quienes quieren quitarse este hábito. "Activamos el servicio según la demanda. La gente contacta con nosotros y les hacemos una pequeña entrevista para conocerles y formar los grupos. Al principio intentamos ver su nivel de abstinencia y les ponemos la meta de dejar de fumar como un valor para ellos", explica la psicóloga de la AECC, Nuria Pérez, con motivo del Día Mundial contra el Tabaco.

Tan solo el año pasado, la sede zaragozana de esta entidad atendió a cerca de 40 personas que recurrieron a la Asociación Española contra el Cáncer para dejar de fumar.

La terapia que brinda la asociación -individual o en grupo- se articula en tres fases: la de preparación, la de abandono y la de mantenimiento. "A lo largo del proceso, les damos información sociosanitaria, les explicamos los beneficios de dajar de fumar a corto y largo plazo y concienciamos sobre las barreras y los valores que hay en este proceso", añade.

Para ello, el primer paso consiste en desterrar falsas expectativas o creencias erróneas. Estos son algunos consejos para librarse de ellas:

"Yo cuando fumo, me tranquilizo". Aunque pueda parecer así, la psicóloga de la AECC advierte de que esta conducta es meramente adictiva. "El tabaco no es un tranquilizante, pero hay personas que asocian el hecho de fumarse un cigarrillo con poder relajarse igual que otros justifican su consumo para poder activarse". "Hay gente que no ha fumado nunca y tiene cáncer de pulmón". Esta es una de las frases que más se oyen en consulta cuando se trabaja con el miedo o se dan cifras de la enfermedad. No obstante, matiza Pérez: "los datos hablan por sí solos. Las excusas existen y lógicamente hay gente que no ha fumado y ha desarrollado un cáncer, pero de lo que no cabe duda es de que el tabaquismo es un boleto más en el bombo para sufrir la enfermedad y que está detrás del 30% de los casos de cáncer. Por lo tanto, si nos lo podemos quitar de encima, mejor nos irá". "Un cigarrillo te hace más atractivo". Los expertos aseguran que la cultura del tabaco ha cambiado, y basta con hacer balance para darse cuenta de este hecho. "Esto se ve muy reflejado en personas mayores a las que les dicen: 'no sigas'. Les motiva ver gente de otras edades porque la visión es distinta. En la década de los 70 o los 90, en el cine y a nivel social, llevar un cigarrillo era sinónimo de lo 'cool' o de lo guay. Ahora trabajamos en sentido contrario para quitar esa imagen porque fumar es un peligro y un riesgo de cara al futuro", sentencia. "¿Mejor poco a poco o lo dejo de golpe?" Esta cuestión puede ser común a muchas personas que se plantean hoy en día dejar de fumar. Los expertos subrayan que lo importante en este sentido no es tanto cómo se consiga, sino el hecho de lograr deshacerse de un hábito de consumo que a día de hoy es "la principal causa de cáncer evitable, y un factor determinante para los cánceres de orofaringe que es importante prevenir". Para no tirar la toalla, en la asociación se hace un registro de todos los momentos malos del paciente que se suceden tanto en la fase de preparación como en la de abandono. "Trabajamos con el deseo y la urgencia, para controlar los estímulos, y nos ceñimos a la persona trabajando la motivación que ellos traigan. Hay gente que prefiere pasar de 12 a 0 cigarrillos y otros que prefieren la reducción gradual", indican desde la AECC. "Me siento esclavo del tabaco: lo necesito para empezar el día, para acabarlo, para sentirme bien". Este es uno de los sentimientos que muchos pacientes comparten también en consulta. En este sentido, los expertos instan a "trabajar la autoestima, para que ellos se sientan capaces de vivir sin depender de una sustancia adictiva". Para ello, los profesionales que atienden a fumadores intentan ante todo que sean "flexibles" y trabajan con ellos las recaídas y el sentimiento que arrastran consigo. "Una persona puede fallar durante la terapia, pero también puede reafirmarse, volver a decir 'yo puedo', y no rendirse en el primer tropezón", insiste Pérez. Parches, cigarrillos electrónicos y otros métodos ¿placebos? La psicóloga de la AECC asegura que cuando un paciente les consulta si pueden darle algo para dejar de fumar, desde la sede se aconseja apoyarse en el servicio psicológico para quitarse este hábito. "Hay gente a la que le puede ir bien el chicle o el parche... En realidad, nosotros ahí no nos metemos, lo que sí intentamos es que no se cree ahora una dependencia con respecto a estos métodos", alerta esta experta, quien considera que "ese poquito de nicotina" que llevan estos productos sirve como placebo, pero a lo mejor no tanto como el paciente piensa. "En realidad se sienten bien porque se están viendo libres de esa adicción y porque los beneficios de dejar de fumar son muchos. A lo mejor al principio son cosas que no te das cuenta… Luego empiezan a oler, les cambia el gusto; el cuerpo, después de haber recibido una sustancia tan nociva, se regenera muy rápido. En un plazo de tres años vuelve a recuperar los niveles de capacidad pulmonar y disminuye el riesgo de infarto. Los beneficios son totales, y de cara a la enfermedad oncológica todo lo que sea prevenir es muy necesario", concluye la psicóloga.- Ir al suplemento de salud

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